Mario Oybin tiene 72 años. No es empresario ni comerciante, dice. Es un trabajador que luchó toda la vida para construir su casa. Una igual a la que tenía su padre para dejarles a sus hijos. Una casa en Caballito, su barrio soñado, que ahora sale en la tapa de los diarios. Que resiste los avances de la especulación inmobiliaria. Un lugar que en las últimas semanas se convirtió en el centro de atención por su resistencia a los proyectos del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Oybin fue, allá por 2006, uno de los fundadores de SOS Caballito. Una organización que, dice, lucha por mantener la calidad de vida del barrio. Y que en las últimas semanas alzó la voz para expresarse en contra del "Parque lineal" que se pretende hacer sobre la Avenida Honorio Pueyrredón. Un proyecto que para él "es un desaguisado que no tiene otro interés que el de apropiarse de parte de un pedazo del erario público".

Oybin también destaca la lucha de los vecinos. Volvieron a reunirse en noviembre de 2021, cuando empezó a hacerse público el plan del Gobierno de la Ciudad. Una obra que avanza de manera veloz. "Habían empezado a los santos piques para no dar espacio a que la gente opinara", asegura, sobre la maquinaria del GCBA. Así, los vecinos repartieron volantes y fueron sumando, de a poco, a la gente del barrio. Se volvió un hábito: cada miércoles se juntaban en la Plaza Giordano Bruno y analizaban medidas y realizaban actos.

Ahora, a cuatro meses de esos encuentros, la Justicia hizo lugar al recurso que ellos mismos presentaron. Ordenaron frenar las obras inmediatamente y obligaron a llamar a una audiencia pública. "Es extraordinaria la decisión del juez, un espaldarazo para la gente. Ahora hay que seguir peleando. No ha sido un éxito", insiste Oybin, en tono épico.

Foto: Guadalupe Lombardo

El origen de SOS Caballito

En diálogo con AM750, Oybin también recuerda el origen de la agrupación. El punto de partida fue un retorno de sus vacaciones. Cuando llegó a su casa había gente trabajando en el terreno de al lado. Era el verano de 2006. Preguntó. Le dijeron. Estaban por montar un edificio de diez pisos.

Al día siguiente fue a la Jefatura de Gobierno. "Caballito es un barrio de casas bajas, pero con el desarrollo de la especulación inmobiliaria, terreno que había, terreno que armaban. Habían atacado Caballito Sur. La hicieron añicos", recuerda.

"Lo primero que hice es hablar con algún vecino y empezamos a hacer volantes y hablar con los de la manzana para intentar cambiar el código urbanístico. Con el paso de los días tomé conciencia de que eso era inviable", agrega.

Ahí empezó todo. Pusieron un pasacalles. Invitaron a una reunión para el 30 de abril. Apareció un fotógrafo. Después, una nota. La rueda, en aquel 2006, giró como en estos últimos meses. En octubre de 2006 tuvieron su primera victoria. El Gobierno porteño sacó una declaración en la que prohibía la entrega de nuevos permisos de obra en cinco barrios de la Ciudad de Buenos Aires.

Pero fue una victoria que duró poco. "A principios de 2008 se iba estirando la promulgación de la ley. Macri, que era jefe de Gobierno, aprovechó para meter otros proyectos inmobiliarios. Finalmente, vetó la ley", se lamenta Oybin.

El "Parque lineal": la última embestida

Así se explica cómo hicieron los habitantes de Caballito para organizarse tan rápido cuando se enteraron del proyecto sobre la avenida Honorio Pueyrredón. Se armaron charlas de vereda y los propios vecinos fueron los que llamaron a SOS Caballito. Les contaron lo que estaban pasando. Ahí arrancaron con la dinámica que en el pasado les había dado resultado: empezaron a repartir volantes y organizar reuniones.

"La gente sabe que no tenemos intereses subalternos, que no queremos obtener alguna prebenda. Somos vecinos y nos conocen como vecinos. Yo creo que ese también es un secreto del éxito", remarca Oybin al otro lado de la línea.

En noviembre empezaron a estudiar la idea de presentar un recurso de amparo. Se asesoraron. ¿Por qué un recurso de amparo? "Porque al Gobierno de la Ciudad lo único que lo puede parar es la Justicia. No le importa demasiado la opinión de los vecinos", insiste.

Y así fue: presentaron un recurso de amparo que, cuatro meses más tarde, pondría un freno a las máquinas picadoras. "La obra consistiría en un mega proyecto para construir una calle de convivencia, que el Gobierno llama espacio verde. La mayor parte de la superficie estaría embaldosada, o con canteros y macetones", explica a AM750 el titular del Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC), Jonatan Baldiviezo.

"En este punto estimo que debe garantizarse cautelarmente el derecho de acceso a la información y de participación pública y hacerse una audiencia pública", destaca.

De picadoras, vecinos y espacios verdes

"Esto es ostensiblemente un negocio. Cortar la mitad de una hermosa avenida para poner macetas. No creo que en el mundo haya ocurrido esto", comenta Oybin tras ser consultado por los motivos por los que se oponen a esta iniciativa.

También habla de los recursos del Estado. Y en qué se invierten: "Gastarse 400 millones de mangos del erario público, es decir, del bolsillo de todos los contribuyentes, no tiene sentido".

Para Oybin el Gobierno porteño sabía lo impopular que era la medida, y frente a esto, en vez de frenar la iniciativa, la aceleraron.

"Por otro lado, los vecinos de Honorio Pueyrredón estaban enloquecidos. Iban a tener gente en la puerta de la casa haciendo cosas, porque se planea hacer un espacio recreativo. Es una idea hermosa si la hago en el Parque Centenario. Pero que lo hagan en la puerta de tu casa suena un poco extraño", insiste.

"El juez exige suspender la obra y pide que hagan una audiencia pública con los vecinos. Una audiencia pública presencial, en la que queden debidamente anotados los discursos. Es extraordinaria la decisión, es un espaldarazo para la gente", dice, esperanzado, en tono victorioso.