Un hecho, si no insólito, al menos, curioso. Colorido. La Cámara Federal de La Plata sobreseyó a un vendedor callejero, acusado de comercializar juegos, películas y discos de música truchos. Lo hizo, ni más ni menos, tras resolver que nadie podía creer que fueran auténticos por la “baja calidad” del producto. Es decir, lo liberaron porque vendía productos demasiado truchos.

"No existe afectación o amenaza en los casos en que la baja calidad y ciertas circunstancias en que son incautados los productos. Tornan inidónea a la comercialización cuestionada para causar confusión en el público consumidor", resumió el fallo.

La denuncia

El hombre tenía un puesto de venta en un centro comercial del partido bonaerense de Quilmes. Fue denunciado por la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (Sadaic), ante la División de Delitos Tecnológicos de la Policía Federal.

El organismo advirtió que "en el paseo de compras Quilmes Outlet Factory se comercializaba CD´s, DVD´s y juegos de Play Station, los cuales serían copias apócrifas de películas, música y otros fonogramas".

En primera instancia, el juez federal Luis Armella procesó al imputado por "venta o comercialización de productos con marca registrada falsificada o fraudulentamente imitada". El delito contempla penas de hasta seis años de cárcel y multa de hasta 150 millones de pesos.

"No constituiye delito"

Sin embargo, la Cámara de La Plata, decidió "dejar sin efecto la resolución apelada y disponer el sobreseimiento, por no constituir delito los hechos investigados".

La abogada del vendedor, Sandra Pesclevi, sostuvo que "la mercadería embargada carece a todas luces de capacidad para afectar el bien jurídico protegido por la norma".

Lo indicó "ya que las características de los productos no reúnen las condiciones de idoneidad necesarias para provocar engaño en el consumidor respecto de los elementos originales".

El tribunal tomó los argumentos de Pesclevi y coincidió en que "para la configuración del delito de puesta a la venta o comercialización de productos con marcas falsificadas o fraudulentamente imitadas, se requiere la potencial confusión en el público consumidor acerca de la originalidad del producto".

Y en el caso de los productos del vendedor, agrega el fallo, "no resultan idóneos para producir la posibilidad de engaño al público consumidor, conforme lo requiere la norma en análisis".