En su editorial, la periodista y conductora de La García, Cynthia García, analizó el escenario político. En este sentido, sostuvo que "el tema crucial de este momento" son los precios y los salarios. "Si la inflación no cede, la paciencia social se agota", advirtió.

El editorial de Cynthia García

Yo les voy a ser honesta, completamente honesta. El otro día charlaba con una persona muy cercana a la que intentaba decirle que no nos lleve puesto el desencanto.

Que el desencanto, la crisis, la inflación, los precios que suben, el sueldo que no alcanza, las urgencias de la economía y de la cotidianidad, no nos lleven puestos.

Porque no son tiempos felices. Uno intenta sostener la alegría y la alegría siempre será nuestra. Pero no son tiempos felices. Y eso se nota. Se nota en el territorio, se nota en la cara de la gente, se nota en el hablar.

Hay urgencias que tapan las varas de la alegría. Hay urgencias que tapan la vara de la felicidad. Entonces empieza a notarse la angustia en el habla cotidiana con les otres.

Una agenda agobiante

Las tensiones del gobierno, aún cuando todas las partes aseguren que se tramitan sin ánimo de ruptura, agobian. Es agobiante.

Es agobiante ver si pagás el mínimo de la tarjeta o podés pagar toda la tarjeta. Es agobiante gastar con la tarjeta, porque como no te alcanza, vas con la tarjeta, si sos clase media.

Y si sos clase más popular, ver de dónde podés arrimar unos porotos al plato de la mesa que no termina de cerrar. Y la heladera que no termina de llenarse. Así estamos, en esta situación.

Ese agobio impacta inevitablemente en el estado de ánimo de todos y todas. Tanto que las políticas que pueda desplegar el Frente de Todos, incluso aquellas que funcionarían como un paliativo ante la penuria económica, no terminan de capitalizarse.

La lucha popular

Y en el medio tenés estigmatización de los sectores populares que hacen el piquete. Y en el medio tenés culpabilidad, donde una maquinaria mediática, y una derecha feroz, se suman y entonces estigmatizan y culpan de la pobreza a quienes la padecen.

Y nadie hace foco en quienes se la llevan. Esta torta alguien se la está comiendo. Y no son aquellos que están cortando en los piquetes, en los acampes, pidiendo soluciones económicas urgentes.

Las iniciativas entonces parecieran que llegan tarde. Que se aplica más o menos. Y la sensación es que no cambian demasiado las cosas.

Es cierto que, como dijo Agustín Rossi el sábado en el plenario de la Corriente Nacional de la militancia, cuando se critica a veces la gestión de la marcha de la economía, hay que tratar de poner las cosas en su lugar y ver el vaso completo.

Ni quedarse con el conformismo del vaso medio lleno, ni tampoco subsumirse en la ansiedad que te deprime del vaso medio vacío.

Cuando esto se dice desde la confortabilidad de no tener urgencias en la heladera, es más fácil decirlo. El tema es cuando vos lo vivís porque abrís la heladera y no te alcanza.

Sin embargo, parece que no abundan los aciertos y los rumores y la intriga palaciega se come la agenda. Si la inflación no cede, y ese es el tema crucial de este momento, la paciencia social se agota.