Desde las 8 de este domingo (3 hora Argentina), las y los franceses votan en la primera ronda de elecciones presidenciales. Alrededor de 48 millones de personas elegirían su nuevo mandatario entre 12 candidatos.

Mientras que el actual presidente, Emmanuel Macron, busca su segundo mandato, la ultraderecha liderada por Marine Le Pen le da batalla. También se asoma la ultraizquierda dirigida por Jean-Luc Melencho. Se espera que entre estos tres candidatos se defina quién gobernará los próximos cinco años.

Macron ya emitió su voto desde Le Touquet, al norte de París. Algunos minutos antes del mediodía, la líder de la líder de la Agrupación Nacional, Le Pen, lo hizo desde Hénin-Beaumont.

La votación se extenderá hasta las 19 (14 hora Argentina) en la mayoría de los lugares, y hasta las 20 en algunas ciudades más grandes, para evitar colapsos y molestias.

En caso de que ningún candidato supere el 50 por ciento de los votos, el 24 de abril se llevará a cabo una segunda ronda.

La abstención en la mira

En los últimos años, se registraron altísimos niveles de abstenciones en las elecciones nacionales francesas. Este año, pasadas las 12, el Ministerio del Interior informó que se encontraba en 25 por ciento, cifra inferior a los casi 30 que se repitieron a mitad de jornada en 2017 y 2012.

El sistema de voto en Francia sigue siendo manual y presencial. No solo los votantes deben presentarse y colocar las boletas en las urnas, también son contabilizadas a mano luego. Alrededor de 1,5 millones de personas sufragarán desde el exterior.

Los antecedentes

En 2017, Macron derrotó a Le Pen y se consagró como el presidente más joven de la historia del país. Su triunfo se interpretó como un manifiesto “contra la política populista y nacionalista tras la elección de Donald Trump en Estados Unidos y la votación británica a favor de abandonar la Unión Europea” en 2016.

En caso de alcanzar la reelección, será la primera vez en los últimos 20 años que un presidente francés logra un segundo mandato.

Se trata del candidato elegido por la Unión Europea, por lo que los especialistas lo ubican como la “mejor manera” de mantener una estabilidad y cooperación internacional. Lo indican, principalmente, al calor del conflicto entre Ucrania y Rusia donde la defensa en Europa recobró mucho valor.