En su editorial, Mariano Martín celebró la amplia convocatoria de la movilización por el Día de la Memoria pero advirtió sobre la creciente tendencia "revindicacionista" de la dictadura entre referentes de distintos espacios políticos.

El editorial de Mariano Martín

Con respecto a marcha del 24 de Marzo quiero destacar la masividad de la convocatoria a la Plaza de Mayo y a las plazas de todo el país. Es bueno saber que estamos juntos. Es bueno saber que nos volvemos a mirar a la cara después de una pandemia muy dura que nos obligó a irnos de la plaza. Nos hace felices estar juntos, sentirnos acompañados y compartir un momento de evocación y de mirada hacia el futuro. Muchos de nosotros nos congratulamos llevando a nuestros hijos para iniciar un camino y para que entiendan de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Esto es el aspecto más conmovedor que ha tenido la nueva conmemoración del 24 de marzo, pero también tiene un aspecto negativo.

El aspecto negativo sobre el cual quiero llamar la atención es esta suerte de etapa negativamente superadora del negacionismo en la Argentina. Siempre se ha hablado de que hay sectores conservadores, retardatarios y, sobre todo, negacionistas del terrorismo de Estado. Tengo la sensación y la comprobación empírica de que estamos en una etapa que trasciende el negacionismo y que empieza a sonar más al reivindicacionismo que es mucho peor porque implica, de alguna manera, un empoderamiento, una salida del armario, un enorgullecimiento público de quienes siempre se mostraron como negacionistas, pero temían ir más allá. Temían ser reivindicasionistas de la dictadura militar, del terrorismo estado, de las desapariciones, de las torturas, del robo de bebés, de la apropiación de personas y también de los bienes de los desaparecidos.

En los últimos tiempos empezó a sonar cada vez más reiteradamente, con más fuerza y con menos reacción, una idea de que no estuvo tan mal lo que hicieron los militares. Cada vez más tenemos tarados, imbéciles y criminales, que no sufrieron el terrorismo de Estado, darse el lujo de circular en Falcon verde para para hacer picardías, para hacerse los graciosos, valiéndose, por supuesto, de una democracia que ellos desprecian, para expresarse. Entonces es la forma más cruel de utilización de la democracia. También están los pubertarios que vandalizan una estación de subte porque lleva el nombre de Rodolfo Walsh y están también quienes desde el Congreso de la Nación y desde la legislatura de la ciudad optan por omitir la conmemoración y tildarla de sesgada, de asociada a un curro de los derechos humanos como sucede con las agrupaciones que responden y los dirigentes que responden a Javier Milei, a José Luis Espert y a Mauricio Macri.

¿Qué quiero decir con esto? Que ya no es solo negar lo que sucedió en la dictadura, sino empezar a validarlo. En esto todos tenemos la responsabilidad de ponerle un freno. En esto no solo tiene responsabilidad el gobierno ni el peronismo sino todos lo demás partidos que declarándose y siendo y teniendo un historial democrático no reaccionan frente a estos episodios sino que los terminan validando. El radicalismo, por ejemplo, que deja pasar de largo estos hechos y a veces por lo bajo pareciera que lo festejan.

Si no nos damos cuenta de eso y lo seguimos dejando pasar, la etapa del negacionismo se va a sentar en un reivindicación y es muy probablemente le siga otra que sea ya el activismo. Ojalá no suceda. Ojalá empecemos a tomar nota de algunas cosas que están pasando en la Argentina.