En su columna de este jueves 24 de marzo, Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia, Fernando Borroni destacó el rol de las Abuelas de Plaza de Mayo. Además, analizó que "lejos de tener moderación, decidieron radicalizar" su lucha, "frente a la dictadura". Señaló que este ejemplo a seguir se revive cada 24 y deja su huella, firme, en la juventud.

Ningún 24 de marzo es un 24 de marzo más. Porque cada 24 es un día en nuestra historia donde todo, de alguna manera, se detiene.

Se detiene para recordar, porque se viene de un largo camino de luchas y avances. Pero este 24 de marzo es particularmente especial, porque hace dos años que la pandemia nos prohíbe como pueblo movilizarnos.

Y recuperar ésta, nuestra plaza, donde alguna vez las madres comenzaron a poner un límite a la dictadura. Donde las Madres de Plaza de Mayo, lejos de tener moderación, decidieron radicalizar. Y frente a la dictadura, ni más ni menos.

Porque claro, la búsqueda incansable por la vida de sus hijos e hijas, la búsqueda incansable por la verdad y por la justicia, no podía y no quería hacer acuerdos.

Hoy vamos a recuperar esa plaza quienes entendemos que la política es la militancia por la memoria, que la política es una disputa por la justicia, que la política es una construcción detrás de lo que entendemos como verdad.

Un día de memoria y celebración

Los 24 de marzo son días que guardan cierta tristeza, cierta impotencia, cierta bronca y dolor. Pero han sido, precisamente, las Madres de Plaza de Mayo, los hijos, la juventud de Néstor y Cristina Kirchner, que hoy ya bastante grandecitos, pudieron recomponer ese 24, junto con las madres y hacerlo también un día de celebración. De celebrar la lucha popular.

Porque los 24 de marzo, también, se pudieron transformar en el día de la resistencia. Porque aquella dictadura que llegó al 24 tuvo resistencia cada día. Muchos lo ocultaron, claro. Pero hoy, también, se conmemora y al mismo tiempo se celebra el 'no nos han vencido'.

Es, al mismo tiempo, el 24, el grito de un nunca más a la dictadura. Es un nunca más al modelo de país que vino a instalar la dictadura. Cada 24 debiera ser nunca más al neoliberalismo.

Cada 24 es un día donde ejercitamos la memoria, pero no la memoria como recuerdo de lo que sucedió en el pasado solamente. Sino la memoria política. Y la memoria política exige que a partir de ese recuerdo construyamos una acción política con él. Para que no se vuelva a repetir.

La memoria no es solamente el enunciado o una búsqueda de aquello que pasó. La memoria es el territorio de la acción política que nos han enseñado las Madres. La memoria que existió y existe precisamente como instrumento de la política. Una memoria para decir que la dictadura torturó, desapareció, robó, pero que multiplicó el hambre.

Y que esas políticas económicas de la dictadura aún continúan vivas en este país. Es esa dictadura que quiso matar las ideas. Y si esa dictadura que quiso matar la política.

Por lo tanto, hoy la memoria en pleno ejercicio es multiplicar las ideas y multiplicar la política. 30.000 no son un número.

Son nombres y apellidos. Es un camino. Hebe no es un nombre, Hebe es un camino de vida a recorrer. Y el Nunca Más no es una frase histórica, es la mismísima marca que divide la grieta.

No tenemos forma de pensar la política sin memoria, no tenemos forma de pensar la patria sin el recuerdo latente de los 30.000. No tenemos forma de darle batalla por una sociedad más justa si no advertimos que el pueblo tiene adversarios, tiene enemigos.

Hoy es un día de memoria. Hoy es un día de dolor. Pero déjeme decir que hoy es también un día de celebración, porque esta plaza está llena de pibes. Y se va a multiplicar de pibes. Y eso es lo que no querían. No querían futuro. Esta plaza hoy se va a nutrir de futuro.