La dirigente social y exlider de la Tupac Amaru, Milagro Sala, habló sobre su detención en Jujuy desde hace poco más de seis años y aseguró que sólo logrará salir en libertad el día que el actual gobernador de esa provincia, Gerardo Morales, abandone su mandato.

“La política me metió presa y la política me tiene que liberar. No me pueden dar indulto porque son causas provinciales, no federeales. Me van a dar la libertad el día que Morales no esté un Jujuy” aseveró en diálogo con Branca de vuelta.

En esa línea, Sala manifestó que en Jujuy existe “una dictadura tapada con democracia” y describió las múltiples amenazas que dirigentes sociales, militantes de izquierda y hasta los propios testigos de sus causas sufrieron y sufren a modo de amedrentamiento, y comparó tal situación con las persecuciones durante la dictadura cívico-eclesiástico-militar de 1976.

“Dijimos Nunca más, pero en Jujuy estamos viviendo la misma dictadura con el lawfare y la Gestapo. Gerardo Morales tiene la Justicia que te imputa y te condena y la policía que te reprime. Hay autos sin patentes, hay un sector de la policía que aprieta opositores, la vez pasada le entraron a robar un compañero nuestro y le sacaron computadoras y le cortaron el gas y la luz”, denunció la dirigente social.

“Te aprietan para que tengas miedo, que no te movilicés ni te quejés y no salgas a protestar nada. Sindicalistas y opositores están imputados por marchar. Es algo horrible lo que estamos viviendo”, subrayó.

Sala también se refirió a las múltiples causas que enfrenta y aseguró que, de las 17 que afronta, en muchas de ellas no existió el debido proceso de defensa. “En el banquillo no dejaron que mostrásemos nuestras obras con videos. De 120 testigos dejaron que declaren sólo nueve, y esos nueve fueron amenazados porque les decían que sabían dónde estaba la familia, a qué escuela iban los hijos y dónde trabajan”, contó.

“Es una dictadura tapada con democracia lo que se vive acá. Para la banda de Morales somos delincuentes y violentos y no queremos la democracia, cuando el que se caga en la democracia es él. Cada dos por tres revientan la casa de los compañeros e inventan causas. Cuando veo lo de la Gestapo digo 'pero si esto me lo hicieron a mí'. Vimos cómo pinchaban los teléfonos, denunciamos y no nos dieron bola”, remarcó.