Rusia llamó este domingo a que las fuerzas ucranianas abandonen sus operaciones en la ciudad de Mariúpol, en el sureste de Ucrania, para el mediodía de este lunes.

"En ese caso, la salida organizada de la ciudad se efectuará de la siguiente forma: de 10 a 12 horas todas las unidades armadas de Ucrania y los mercenarios extranjeros sin armas y municiones (podrán abandonar la localidad) por una ruta acordada con Ucrania", dijo Mijaíl Mizintsev, jefe del Centro de Control de la Defensa Nacional de Rusia.

En este sentido, Mizintsev acusó a los "nacionalistas" ucranianos de sembrar "el caos" y "el terror" en Mariúpol y provocar una grave catástrofe humanitaria en la ciudad.

El jefe militar afirmó que las fuerzas rusas no utilizaron en la ciudad armamento pesado y tampoco lo hicieron las milicias prorrusas de Donetsk que combaten con el Ejército de Rusia.

A la vez, aseguró que las fuerzas ucranianas que depongan las armas podrán abandonar Mariúpol de una forma "segura y sin que su vida corra peligro".

A partir del mediodía en la ciudad podrán entrar convoyes humanitarios con alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad tanto de Kiev, como de territorios del este del país, que no están bajo su control.

Paralelamente, Mizintsev llamó a las organizaciones internacionales, entre ellas la ONU y la Cruz Roja, a enviar a sus representantes a la ciudad para supervisar las evacuaciones de los civiles.

Insistió en que los lugareños pueden elegir libremente cualquier corredor humanitario, ofrecido tanto por Rusia, como por Ucrania, o quedarse en la ciudad.

El Gobierno ucraniano admitió hace dos días que actualmente no tiene posibilidad de enviar refuerzos militares a Mariúpol.

Olexii Arestovich, asesor del presidente Volodomir Zelenski, expresó que las fuerzas más cercanas están a más de 100 kilómetros de distancia o ya involucradas en otros combates.

"Actualmente no hay una solución militar para Mariúpol. No es solo mi opinión, es también la opinión de los militares", indicó.