Es un tiempo de preguntas. Entrevemos que estamos ante una situación bisagra. No será lo mismo nuestra vida como país con el acuerdo con el Fondo que sin el acuerdo con el Fondo.

En realidad, un nuevo acuerdo. Porque acuerdo es el que dejó Macri. Un tremendo acuerdo que pesa en la espalda de los trabajadores y las trabajadoras. ¿Qué va a pasar en caso de que se apruebe?

Hay una cantidad de preguntas que hacen a la vida no solo económica, sino política, a la soberanía económica, la posibilidad de decidir que va a tener el gobierno argentino, cuáles van a ser sus márgenes de acción, teniendo más de cien funcionarios del Fondo Monetario Internacional auditando las cuentas.

Decidimos trazar estas incertidumbres en una reflexión. La incertidumbre, el azar y el coraje. Nadie sabe el desenlace de la historia. La historia nunca es lineal, no es resultadista. Algunos se abrazan a la suerte, otros la construyen o intentan hacerlo.

El genio del dirigente o la dirigenta política está en ver más allá de lo que ven otros y señalar el camino. Lo que se llama conducción a la conducción política, o llenar vacíos de poder. Que no haya vacíos de poder y que haya conducción. Y, por supuesto, el acertar con el destino.

Para eso hace falta audacia, pero también cálculo. Nadie entra en batalla para perder, pero también caen en la derrota sistemática los que nunca entran en batalla. Nosotros venimos diciendo: ¿se pelea porque se tiene poder o se construye poder peleando?

Hay un detalle que en medio de la angustia muchos pasan por alto. El final está abierto, con o sin acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, con o sin cesación de pagos, con más o menos las lawfare, con más o menos fascismo, sembrando odio.

El campo popular sabe que la política es su única herramienta. Por eso los reclamos de la base electoral del Frente de Todos son en la política más que al ataque personalizado sobre algunos dirigentes. De la espalda de Alberto Fernández caen las mayores responsabilidades porque él es quien encabece el Poder Ejecutivo.

Pero es un reclamo hacia la política. Es la mirada de lo que la política tiene que hacer. Esto quiere decir que no hay determinación económica que cancele la oportunidad de hacer política. No hay determinación económica que pueda cancelar la oportunidad de hacer política. No hay condicionamientos de la arquitectura financiera global que frenen la lucha.

No hay amenaza de default que suponga en el final de la experiencia o la resistencia plebeyas. Si, como dice la vicepresidenta Cristina Kirchner, los pueblos siempre vuelven, la historia nunca termina. Toda victoria es parcial y ninguna derrota es definitiva.

El peronismo, el kirchnerismo, el movimiento nacional y popular, llámelo como usted quiera o acordemos que hablamos de fuerza popular organizada, seguirán ahí. Como un volcán. Ese magma no se agota. Ese fuego jamás deja de arder.