En su editorial, Cynthia García reveló cómo fueron las presiones, advertencias y amenazas que sufrió durante el Gobierno de Mauricio Macri, luego de que la despidieran de los medios en los que trabajaba ni bien asumió la gestión de Cambiemos.

El editorial de Cynthia García

Hoy le tengo que pedir perdón a mis lectores porque voy a ser autorreferencial. Siempre intento hablar en plural, porque creo que nadie piensa solo, las voces no son individuales, somos siempre un colectivo, pero a veces hay hechos personales que irradian en términos colectivos. 

Hoy se cumplen seis años de La García como hecho comunicacional y como plataforma contra la censura, surgida entre el 25 y el 26 de enero de 2016. 

Yo también fui una de las perseguidas del aparato sistemático de persecución macrista. Fuimos miles de periodistas los que sufrimos las consecuencias del macrismo.

Nunca me victimice, nunca lo transité en términos personales. Por eso pido disculpas por lo autorreferencial, pero a veces nos cuesta ponernos en el lugar de las víctimas que somos o que fuimos. Uno no se pone bajo el paraguas del victimario, pero a veces es necesario. 

En este sexto aniversario de La García, me pareció que estaba bien, que había que expresarlo y que ya estaba tramitado. Ahora La García puede lucirse en los distintos formatos en los que transita y eso es gracias al colectivo de profesionales y compañeros de compañeras que hicieron que ello fuera posible. 

Le pedí a Celeste del Bianco y por consideración, reconocimiento y pudor propio que me ayudara a pensar aquellos días iniciáticos de La García y de iniciático de la persecución. Recuerdo a Víctor Hugo contando los hechos trágicos. Era una tragedia el quedarse sin los tres trabajos que una tenía en la misma semana. Víctor Hugo decía que yo había cumplido un récord.

Y así fue, me quedé sin trabajo, sin indemnización, sin nada. A la deriva. Lo único que tenía en el bolso era la acusación de los dos PBI que nos habíamos robado y eso era un un un estigma. 

No solo era persecución en términos de censura por las ideas políticas comunicacionales que expresábamos, no fue solamente la persecución en términos de ahogo financiero, sino también era el estigma. 

Recuerdo al inefable Hernán Lombardi, al que en un momento lo llamé por teléfono y le dije que estaba mintiendo. Él decía que en 678 cobrábamos sueldos muy superiores a los que en verdad cobrábamos Él me dijo que no era algo personal. Yo le decía que si no era personal que haga público el error que estaba cometiendo. Por supuesto que nunca lo hizo.  

Yo llegue a mandar mi factura a la producción del programa de Jorge Lanata en Canal 13 para que vieran que no era cierto el estigma que caía sobre nosotros para convertirnos en ladrones. Esa era la construcción. Eso fue lo cruel del aparato de persecución macrista. 

Fue un momento muy difícil. A mi me reventaron mi departamento. Un día entré y tenía todo el departamento dado vuelta. Me dejaron arriba de la cama los dólares que tenía en una cajita para que viera que no era un robo común y un mensaje de un recorte del diario Clarín donde se leía "todas estas preguntas tienen respuesta". 

Nosotros vivimos la persecución. Nos sobrepusimos peros eso implicó costos personales y familiares.

La García fue un ejercicio de reinvención comunicacional frente a la censura. Cubrimos todas las marchas contra el neoliberalismo que tuvo la Argentina durante los cuatro años que duró el macrismo. Generamos junto a Martín Adorno la producción casera y autofinanciada del documental de Milagro Sala

Construimos un medio de comunicación y eso fue gracias al esfuerzo colectivo de muchísima gente que nos apoyó, que solventó y bancó la García para que pudiera ser.