En su columna en La García, Raúl Zaffaroni reflexionó de los seis años que se cumplieron de la detención de Milagro Sala repudió la persecución y el hostigamiento del gobierno de Gerardo Morales.

Milagro lleva 6 años presa. Primero en cárcel común. Luego, cuando se dispuso que su arresto fuese domiciliario, le hicieron una cárcel individual y finalmente con la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ahora está detenida en su casa. 

Inventaron todas las mentiras imaginables. Mostraron a la gente de la Tupac retirando dinero del banco para pagar a los trabajadores y los materiales, pero dijeron que se dinero lo robaban. Mostraron dinero de una trabajadora como si fuese parte de un botín. Dijeron que Milagro vivía en un palacio. Que su hijo tenía un auto de alta gama. Fue el más escandaloso festival de las noticias falsas. 

Esto no es política. Esto es el estiércol de la política. Es el producto de sus cloacas más hedionda. Esas son las prácticas que maneja el gobernador Morales.

El gobernador de Jujuy Gerardo Morales se presenta como el campeón de la República representando a un partido que hoy es el furgón de cola de quienes endeudaron a nuestro país peor de lo que lo hizo la dictadura con Martínez de Hoz. 

Es el mismo gobernador que a los pocos días de asumir hizo que su legislatura aumentase el número de jueces de su Tribunal Superior y a la semana siguiente dos de los legisladores que habían votado esa ampliación renunciaba a las bancas y pasaban a disfrazarse de jueces del Superior Tribunal de la Provincia de Jujuy. 

El gorilismo argentino se enerva cuando se habla de ampliar el número de jueces de la Corte Suprema Nacional pero callan frente a esa aberración.

Su tarea era clara poner presa a Milagro. Para eso le inventó los procesos más inverosímiles con testigos sobornados que mentían diciendo que nada tenían que ver con el gobierno y eran empleados del gobierno de Morales.

Todo este entramado se cayó cuando la presidenta del tribunal jujeño y suegra del juez que procesaba Milagro, declaró muy suelta de cuerpo que con Milagro libre no se podría gobernar Jujuy.

Sus propios colegas creyeron que era oportuno apartarla de esa función discretamente. Pero quién la reemplazó a poco andar, en una conversación privada que se difundió por todos los medios hegemónicos, dijo lo mismo. 

El escándalo no puede ser mayor. Pero los medios hegemónicos callan y contra Milagro resurgen las más pérfida y despreciables manifestaciones de prejuicio de una sociedad racista, clasista y machista.

Es el elitismo de quienes nunca son ni serán élites. Ese elitismo le tiene miedo de Milagro. Miedo de que una mujer pueda ser dirigente social.

Que esa mujer sea bien identificable como de nuestros originarios masacrados por los europeos llamados civilizadores. Que además sea pobre y que, como si eso fuese poco, lograse organizar a otros pobres y edificar casas, abrir un centro de salud, escuela, campo deportivos, piscinas. 

Claro que esa mujer es un peligro para el gobernador Morales y su gente, pero también para el mediopelismo que lo vota. Lo que dijeron los ahora disfrazados jueces de su superior tribunal en el carnaval de su judicial, pero dijo también Morales y por eso clonan procesos al infinito.

Una república no puede tolerar esto. En una República y en un Estado de Derecho no hay prisioneros políticos. Milagro no es una presa política, es una prisionera política que mucho peor. Está a disposición de un poder ejecutivo porque el judicial no es más que la mano enguantada de ese ejecutivo. 

En un país donde puede haber prisioneros políticos todos estamos en libertad condicional. Es hora de tomar conciencia de eso. Milagro está sufriendo lo que cualquiera de nosotros podríamos sufrir mañana.

¿Nadie siente el riesgo de que un gobernador pueda meterlo preso, o se inmuta de que una Corte Suprema quede muda ante esto? ¿Nadie se da cuenta de que la indiferencia frente a esto es una amenaza a su libertad, a su dignidad, su patrimonio y a su vida?