En su editorial el periodista y conductor de El gato escaldado, César Litvin, analizó los desafíos que tiene el Gobierno frente a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En este contexto, sostuvo que "cualquier nuevo ajuste lo único que va a lograr es seguir consolidando hacia abajo, hacia fuera, a un sector de la sociedad gigantesco que va a quedar cada día más lejos de acceder a la educación, a la salud, al trabajo formal o el trabajo informal".

Frente a esto, se preguntó: "¿Qué sentido tendría la política si lejos de avanzar para solucionar este tema avalamos un sistema o un modelo de ajuste que lo único va a hacer va a ser es aplastar cada vez más a estos millones de argentinos?".

Los desafíos de la negociación

¿Cuál es el desafío que tenemos como sociedad, como argentinos? ¿Cuál es el desafío que tiene que asumir la clase dirigente argentina? Toda la clase dirigente argentina, más allá de que hay algunos a quienes les importa muy poco el destino de vastos sectores.

Los modelos de ajuste tienden a consolidar una gigantesca masa de hombres, mujeres y niños vivan en un espacio distinto, diferente, que tiene cada vez menos que ver con los espacios de crecimiento.

Lo que produce, lo que hace o lo que puede distribuir malamente alcanza para unos 20 millones de argentinos. Afuera quedan entre 25 y 20 millones de argentinos.

Como si vivieran en un icberg que se ha desprendido de la masa continental de hielo de la Antártida. Es algo parecido a lo que está ocurriendo con vastos sectores que empiezan a vivir en un espacio territorial que poco tiene que ver con el resto de lo que pasa.

No consolidad el ajuste

No se puede aceptar lisa y llanamente que hay que seguir ajustando. Que hay que seguir haciéndole pagar a la sociedad y especialmente a los sectores más vulnerables, los costos de política que han sido adoptadas, de préstamos que han sido otorgados por una entidad financiera a pedido de un gobierno que había jurado casi por los Santos Evangelios, diciendo que jamás iba a ir al Fondo.

Esto tiene que ser la causa principal de preocupación para definir las políticas del país. Cualquier nuevo ajuste lo único que va a lograr es seguir consolidando hacia abajo, hacia fuera, a un sector de la sociedad gigantesco que va a quedar cada día más lejos de acceder a la educación, a la salud, al trabajo formal o el trabajo informal.

Ese sector se va a alejar de las posibilidades de tener trabajos transitorios, como sabemos que existen en los sectores que no están consolidados dentro de esquemas productivos más complejos.

Esto ya lo estamos viendo en la calle. Quien no lo vea quizás no camina o no recorre los barrios. Cada día se ve más gente en situación de calle.

La salida de la crisis ecónoma

De cada crisis económica hay sectores que ya quedan definitivamente afuera, que no vuelve más. No solamente son los padres, por ejemplo, que quedan afuera de los sistemas de trabajo formales, sino que muchas veces son los padres y los hijos que ya se crían en un mundo aparte, en un mundo de marginalidad, con otras reglas.

Esto es lo que está en juego hoy en Argentina. Está en juego la posibilidad de retener, para un proyecto de crecimiento, de progreso, de bienestar colectivo, a 20 millones de personas. Más o menos esa es la cantidad de gente entre pobres y excluidos en la Argentina que tenemos.

¿Qué sentido tiene la política si lejos de avanzar para solucionar este tema avalamos un sistema o un modelo de ajuste que lo único va a hacer va a ser es aplastar cada vez más a estos millones de argentinos?

Aceptar esto sería realmente criminal. Sería condenarnos a desarrollar o seguir llevando adelante y construyendo una sociedad absolutamente injusta, desigual.