En su columna, Fernando Borroni reflexionó sobre las agresiones que sufrieron médicos y enfermeros ante las largas esperas en los centros de testeo.

Quiero retomar un tema que en estos días se estuvo viendo por distintos medios de comunicación. Esta semana vimos cómo hombres y mujeres en distintas partes de nuestro país agredían a los enfermeros, enfermeras, médicos que estaban realizando testeos. 

Vimos imágenes en Mar del Plata, en Mendoza, en la ciudad de Buenos Aires. Imágenes de hombres y mujeres que insultaban, que pegaban y generaban hechos de violencia porque estaban hace mucho tiempo esperando por el test y después les decían que no había más insumos o que no realizaban más hisopados porque hacía más de 24 horas que estaban ahí.

Me acuerdo de una frase. Fue en Mendoza. Un hombre le gritó una enfermera casi llorando. Ella le decía que estaba hacía más de 24 horas parada. Este hombre le respondía que si no estaba capacitada para estar 24 horas parada que no esté ahí. Luego le gritó que él pagaba sus impuestos y que lo tenían que atender.

Ayer la escuchaba a nuestra querida Hebe de Bonafini en su programa de radio, que hacía una reflexión sobre esta porción de la sociedad. Hebe preguntó: ¿Qué nos pasa que antes aplaudíamos a los médicos y ahora los agredimos? ¿Cómo es que le pegan a los los médicos porque no atienden rápido los que se quieren ir de veraneo?¡ ¿Qué se creen? Esto sucede y no decimos nada. Nadie sale a penar a nadie. Se están enfermando los médicos. Los directores de hospitales están con el virus, ni les cuento enfermeros y enfermeras. ¿Qué estamos haciendo? ¿Estamos permitiendo que los agredan? ¿Qué los insulten? ¿Estamos locos? ¿Todavía no hemos entendido que han dado la vida a muchos de ellos por nosotros?

Ahí estaba Hebe, una vez más, con la claridad y la contundencia de siempre. Pasamos de aplaudir a los médicos a pegarles. ¿Qué es lo que le puede pasar a un hombre y una mujer para creerse tan superior a aquel que lo está cuidando a la sociedad?  ¿Qué pasa en el medio? 

Algunos pueden decir bueno, son algunos loquitos sueltos. Y claro, loquitos sueltos siempre hay, pero prefiero pensarlo y reflexionarlo de que estas son fotos y es la expresión de un accionar, de una porción de la sociedad que se ve en varios temas, no solamente en la violencia con los médicos. 

Podemos, si quieren, quedarnos en lo individual y termina siendo chiquito. Ahora lo podemos ver en términos sociales y hoy exige otra responsabilidad y otro compromiso. Porque cuando se educa culturalmente en el individualismo, en la meritocracia, cuando se nos educa desde los medios en que tu necesidad y tu derecho está por encima de todo, suceden estas cosas en la sociedad. 

Si vos profundizas en la idea de que la libertad es individual, si vos construís el yoismo como centralidad de la política y de la sociedad, multiplicas estos hechos, los convocas, los propones. Y ahí aparecen los que son capaces de golpear a un laburante.

El filósofo inglés Thomas Hobbes decía que el hombre era el lobo del hombre. Claro, vivía en una época de guerra y creía que el hombre era malo casi por naturaleza. Y la verdad es que si, hoy el hombre en muchos casos es el lobo del hombre, pero no nace lobo, nace hombre y se lo construye como lobo. Si no multiplicas a los lobos en una sociedad neoliberal, la sociedad neoliberal no tiene razón de ser. 

En el final de su editorial, Hebe decía que había un virus mental. A ese virus tenemos que encontrarle la vacuna. Ese virus es el egoísmo, el egocentrismo y el sálvese quien pueda. 

El anticuarentena, el antivacuna y el que le pegue una trompada a un enfermero o una enfermera, en el fondo, tienen un mismo sentir que es el desprecio por el otro. Para él no hay nada más importante que el mismo. Bien, que no se hagan los desentendidos lo que construyen todos los días una sociedad así.