Se podría decir que 2021 fue el año más movido para Lionel Messi en el último tiempo. Después de un primer semestre flojo en el Barcelona, el crack rosarino movió el avispero en agosto cuando una noticia impensada alcanzó como una ráfaga a todos los portales del mundo: después de 18 años, el jugador de 34 años armaba finalmente las valijas y abandonaba el club que lo formó y que lo convirtió en una estrella internacional.

A los pocos días se confirmaría su llegada al Paris Saint Germain. Pero poco antes, Messi tuvo la que fue quizás la mayor alegría con la Selección argentina: la obtención de la Copa América, en una final disputada nada menos que ante Brasil, ¡y de visitante!

¡Al fin campeones!

La Copa América, la primera sin Diego Maradona en vida, se mudó a Brasil por razones sanitarias ante los casos crecientes de coronavirus en la región.

El plantel dirigido por Lionel Scaloni entendió que sería una de las últimas chances para que Messi levantara el primer trofeo importante con el seleccionado de su país.

El crack rosarino no estaba en un buen momento físico, pero impuso su juego a lo largo del torneo y finalizó como goleador con cuatro tantos (junto con el colombiano Luis Díaz) y lideró la tabla de asistencias con cinco.

El triunfo ante Brasil en la final por 1 a 0, con gol de Ángel Di María, le puso final a años de pesares con el equipo nacional. La bronca y la frustración quedaban en el césped el Maracaná. Las lágrimas de felicidad fueron las de todo un país, que festejaba su primer título nacional desde 1993.

Chau, Barcelona

Messi volvía feliz a Europa, tras la Copa América. Pero la algarabía no le duraría mucho. La tensión con los dirigentes del Barcelona alcanzarían su mayor punto y, entre idas y vueltas, el club catalán, con graves problemas financieros, decidió dejar ir a su símbolo. La noticia se diseminó con rapidez. El mundo entero seguía de cerca la conferencia de Messi, que, dolido, anunciaba su ida del club en el que había estado desde los 13 años.

A los pocos días, el París Saint Germain le comunicaba al mundo que la estrella ahora formaba parte de sus filas. Messi quedaba, a partir de ese momento, bajo las órdenes del entrenador santafesino Mauricio Pochettino.

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Bonjour, París y un final dorado

Su viaje a Francia se dio manera casi repentina. Sin hacer una pretemporada normal, a Messi le costó entrar en ritmo, y su predisposición ante cada convocatorio del seleccionado argentino le valió alguna que otra tensión con la dirigencia del club parisino.

Pero la película de Messi tuvo un final feliz: por séptima vez, Leo fue ganador al final del año del Balón de Oro, el premio que entrega cada año France Football, donde se impuso sobre el polaco Robert Lewandowski, el portugués Cristiano Ronaldo y el francés Karim Benzema, entre otros tantos futbolistas destacados.