Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Así, no es llamativo que el estallido económico, político y social que vivió Argentina en diciembre del 2001 esté sellada en la memoria colectiva con una fotografía.

Un joven, en bermudas y con el cuero aire, la remera cubre su boca entre el humo de los gases lacrimógenos, está rodeado de escombros convertidos en cenizas sobre la calle Diagonal Norte, lanza un piedra al cielo en dirección a la Casa Rosada. ¿Qué más se puede agregar al retrato? Posiblemente, no mucho.

La escena habla por sí sola. Pero, en aquellas fatídicas horas, todo era una gran escena. Focos en todos los rincones. La ciudad crujía y Enrique García Medina lo plasmaba en un abrir y cerrar de la lente. "Cada momento era más importante", relató un año atrás a IP el fotógrafo de Página/12 y autor de la imagen que recorrió al mundo.

"Miraba para un costado y veía una camioneta de la empresa OCA prendida fuego en la Avenida Belgrano. Miraba para otro lado y veía un taxi que pasaba con su pasajero esquivando el fuego del medio de calle. Miraba para tora esquina y veía unos muchachos que le había robado la gorra a un policía y habían prendido fuego una camioneta", relató.

Foto: Enrique García Medina

En este contexto, García Medina, fotógrafo independiente, aseguró: "Me volví y escuché que el Presidente decreta el Estado de sitio. Y empecé a sentir los ruidos de las cacerolas. Era muy interesante, porque era nuevo para nosotros ese sonido. No entendía bien qué era. Salí la calle y había ríos de personas corriendo por todos lados".

En este punto, ocurrió un hecho central: "Yo venía por Diagonal y la policía montada venía avanzando, riéndose, hacían chistes y avanzaban. Ahí uno me grita y me dispara. Y automáticamente en lugar de asustarme me dio valor para hacer esa foto".

La represión inmortalizada

Otra icónica foto de García Medina de aquella tarde de fervor popular al grito del "que se vayan todos" tiene como protagonista a Jorge Demetrio Cárdenas, arrastrándose en las escalinatas del Palacio de Hacienda.

Foto: Enrique García Medina

“Cualquiera sabe que no hay que tocar a alguien herido, pero la policía lo arrastró del pantalón. Me acerqué para pedirles que no lo tocaran y me gritaron que me callara. Sacamos fotos hasta que se lo llevaron", relató en diálogo con Anfibia García Medina.