La situación sanitaria extraordinaria que vive el mundo desde hace dos años volvió imperativo sumergirse en un mar de términos nuevos. Así, desde que la OMS declaró una emergencia de salud pública de importancia internacional el 30 de enero de 2020, a raíz de unos casos llamativos de neumonía que aparecieron en la ciudad china de Wuhan, palabras como coronavirus, ARNm, cepa, serología o inmunidad se volvieron parte del día a día.

Ahora, con toda la experiencia que se fue adquiriendo, la preocupación es otra: la llamada variante Ómicron. Sin embargo, pese a que a priori todos parecen saber de qué se trata -una nueva mutación del covid-19 que se reportó en Sudáfrica a mediados de octubre, y que parece ser más contagiosa-, explicar cómo y por qué aparecen estas cepas se vuelve una tarea más complicada.

¿Cómo mutan los virus?

Una mutación es un cambio en el material genético. Así, si se imagina al virus —o, en este caso específico, al SARS-CoV-2— como un "bichito", podrá verse que lo único que hace es reproducirse. Ninguna otra cosa. No tienen otro objetivo. Eso está claro. Pero: ¿cómo se producen las variaciones?

Cada vez que los virus se reproducen y se duplican tienen que hacer una copia de su material genético. La encargada de este proceso es una especie de maquinaria que copia el ácido ribonucleico (ARN) —una molécula similar a la de ADN, pero con una cadena sencilla— del virus original que infecta una célula para hacer otra copia.

En ese punto, una mutación se vuelve casi un hecho estadístico. ¿Por qué? Esto se debe a que, por ejemplo, en el covid-19, dentro de una célula un virus hace por lo menos unas 100 copias de sí mismo antes de salir a infectar a otra célula vecina.

Y cada vez que se hace una copia existe la probabilidad de producir un error. La maquinaria no es infalible, es bastante rudimentaria. Organismos más evolucionados, como los humanos, tienen un proceso más sofisticado. Cuentan con lo que se llama un mecanismo de prueba y error.

Eso hace que, si al copiar el ADN se produce un error, hay otra proteína que se fija y lo corrige. Los virus no tienen mucho de eso. Tienen algo, pero poco. Entonces, cada vez que el virus se reproduce, puede producir un error.

De ahí, la estadística nuevamente, el virus en una célula hace 100 copias. Sin embargo, en cada persona estamos hablando de miles de células infectadas. Por este motivo, en cada persona infectada existen un millón o más de copias del virus.

Sin embargo, el número no termina ahí. Hay que multiplicar, además, por el hecho de que el covid-19 ha infectado a 150 millones de personas. El virus, entonces, tuvo muchísimas chances de reproducirse y producir error. 

¿Qué partes del virus mutan?

¿La ciencia tiene conocimiento de todas las mutaciones que produjo el covid-19 desde que se descubrió? ¿Cuántas variantes existen? Teniendo en cuenta que los cambios en el material genético del virus se producen todo el tiempo, ¿habría que pensar en cientos, miles de cepas?

Si bien los errores se producen todo el tiempo, la mayoría son silenciosos. No resultan en nada. O no afectan al virus o lo hacen peor. Sin embargo, cada tanto aparece una mutación que hace al virus peor.

Las mutaciones ocurren todo el tiempo en todas las proteínas del virus. Sin embargo, hay una proteína en el caso del covid-19 central, la necesaria para infectar, que es la Spike. Ahora sí: cuando esta proteína muta puede ocurrir que no pase nada o puede ocurrir que haga que se pegue más fácil a las células.

Si se pega más fácil, que es posiblemente lo que ocurrió con la variante Delta, esto resulta en una mayor capacidad de contagio. Allí una serie de mutaciones hizo que la proteína necesaria para pegarse a las células se hizo más eficiente.

Existen mutaciones en otra proteínas del covid-19, sin embargo no son consideradas por los especialistas. Esto se debe a que por lo general no confieren nada más importante al virus. En este sentido, solamente suele considerarse las mutaciones que se podemos ver.

¿Cuándo ocurre esto? Por ejemplo, en el caso de variante Delta, que, en donde apareció, corrió del camino a las otras variantes. Se hizo más contagiosa más rápido. Se vuelve dominante por sobre otras variantes, que es lo que está pasando ahora con la Ómicron.

En Argentina, la cepa Delta tuvo que competir con la variación de Manaos. ¿Cómo se explica esto? Para explicarlo de forma sencilla, se podría decir que todos los virus "van por la misma comida". Por eso retrasó su aparición en el país.

¿Cómo afecta a las vacunas?

De este panorama se desprende un gran problema. Las vacunas, ¿son efectivas para combatir las nuevas variantes? La respuesta todavía no se puede exponer con claridad. Cuantas más mutaciones, más probabilidad hay de que no funcionen como se espera.

Así, se requiere hacer cambios frente a estas nuevas mutaciones. Hacerlas efectivas frente a estos virus, parecidos al original, pero no iguales. Virus que presentan modificaciones en su material genético.

Por este motivo, esencialmente las vacunas para luchar contra la Ómicron van a ser las mismas. Lo que cambiará es que se le incorporará la nueva información genética. Cambia la información de la proteína Spike, que todas las vacunas, salvo las de virus inactivado, usan como agente inmunizador.

El resto de la vacuna, que podría ser entendido como el 'empaquetamiento' de la información genética, queda igual. Esto va a permitir una producción mucho más rápida. Lo que va a llevar tiempo es probar que, efectivamente, cambiando esto las vacunas van a funcionar igual. También se va a producir un cuello de botella en la producción en masa para todo el mundo.

*Esta nota se hizo con información obtenida de entrevistas con el biólogo molecular Ernesto Resnik y el médico sanitarista Jorge Rachid.