En su columna Fernando Borroni rechazó fuertemente la idea del gobierno de organizar un gran festejo en Plaza de Mayo para el 10 de diciembre al cumplirse dos años de la asunción de la colación del Frente de Todos.

Este próximo 10 de diciembre se van a cumplir dos años de gobierno de Alberto Fernández y además el día de la democracia y de los derechos humanos. El Gobierno nacional está pensando en convocar a Plaza de Mayo a una fiesta popular, como solía hacerlo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. 

Sin duda que esos encuentros populares son momentos muy deseados. Son momentos donde el pueblo argentino se encuentra entre pares. Son encuentros de felicidad. Están los colores propios, el lenguaje propio, los rostros propios, la musicalización y el folclore. ¿Quién no querría que se repitan esos encuentros una y otra vez? 

Pero estoy convencido que más allá de los deseos que se tienen de realizar ese encuentro no hay motivos para festejar. Esto no es pesimismo ni depresión política. Es un intento por tener una clara conciencia y responsabilidad política ante la situación que está viviendo nuestro país. 

No hay nada para celebrar en estos dos años y el gobierno debería saberlo. La democracia de baja intensidad que vivimos hace que 18 millones de pobres hoy habite en nuestra tierra. Por tanto, esta democracia de baja intensidad, asfixiada además por el poder económico, por el poder mediático, no tiene nada para celebrar. 

Hay tiempos en la historia que son para festejar. Hay tiempos para luchar. Hay tiempos para poner todas las energías en transformar la realidad. No es momento para circo porque lo que se necesita es pan. En estos dos años se tiene que hacer una evaluación sobre lo que se hizo bien, que fue mucho, sobre lo no se hizo y el porqué y sobre todo, dar a conocer cuáles van a ser las políticas de los dos años venideros. 

El folklore de la fiesta popular es extraordinario cuando hay motivos para celebrar. Son un hecho político pero no resuelven la política urgente de los pueblos. No necesitamos el folklore del kirchnerismo. En todo caso, necesitamos la característica política del kirchnerismo, que tiene que ver con el coraje de instalar una agenda. 

Es tiempo de pelear, es tiempo de militar la verdad, es tiempo de poner el cuerpo, es tiempo de representar a cada uno de los que ha apostado a este frente. Es tiempo de construir algo más que programas sociales como economía. 

Festejar aquello que aún es una promesa. Es una manera de engañarnos. Y no confundan esto con pesimismo. Todo lo contrario. Pararse en la realidad es ser consciente de qué se vive, para que, en todo caso, cuando llegue la celebración, esa celebración sea sobre la realidad. No se necesitan construir escenarios, se necesita construir realidades.