La autopsia de Lucas González, el adolescente que fue asesinado a balazos por tres policías de la Ciudad de Buenos Aires en el barrio porteño de Barracas, reveló una novedad inquietante: el joven tenía una quemadura de cigarrillo en una de sus manos, un posible indicio de que fue torturado antes de su muerte.

Los investigadores apuntan a la posibilidad de que esa lesión que tenía fue realizada cerca del momento en que fue baleado, por lo que la principal hipótesis es que fueron los efectivos acusados de balear a Lucas y sus tres amigos los responsables. Gregorio Dalbón, abogado de la familia de la víctima, aseguró que tal acto es "una forma de tortura".

"No solo lo mataron, sino que lo torturaron", determinó. Además, recordó las declaraciones brindadas por Cintia, la madre de Lucas, y expresó: “Ella le vio el cuerpo, le vio esa quemadura que tenía entre el dedo índice y el dedo pulgar en una de sus manos. Tengo que reconocer que no le di mucha importancia porque pensé que pudo haber sido una herida defensiva o una caída luego de los disparos”.

En ese sentido, agregó que “ahora con la autopsia, nos damos cuenta de que evidentemente le apagaron un cigarrillo en la mano a Lucas. Eso data del momento donde fueron los hechos, lo dice concretamente la autopsia. Dice, además, que no hubo ningún tipo de actitud defensiva. Estamos ante algo que es el colmo: no solo lo mataron, sino que lo torturaron y dijeron que los chicos eran delincuentes cuando no lo eran. Es un hecho que creo que va a marcar un antes y un después”.

Dalbón consideró que ese agravante va a llevar a los acusados a permanecer "50 años" en prisión, ya que se trata de un "caso de odio".

Al referirse a Lorena Miño, la policía de la Ciudad acusada de encubrimiento que se entregó este lunes en los tribunales porteños, destacó “el hecho de haber estado prófuga esperando tratar de un no estar un día detenida cuando a los chicos los hicieron pasar toda la noche en un reformatorio, culpándolos de ser delincuentes cuando eran inocentes, no tiene punto de comparación. Me parece que las lágrimas se las tiene que guardar”.

En una entrevista con C5N condenó “el encubrimiento” del hecho y ratificó que el juez de menores que tomó la decisión “errada de dejar a los asesinos en libertad y poner presos a los chicos, tiene que ser destituido por el Consejo de la Magistratura”. 

Declara la policía prófuga

Este martes está prevista la declaración indagatoria de la oficial Lorena Miño, la última en ser detenida ayer luego de que se entregara ante la Justicia tras permanecer el fin de semana prófuga, añadieron las fuentes.

Para el miércoles se espera que los amigos de Lucas, los padres de los cuatro chicos y testigos participen de la reconstrucción del hecho requerida por el fiscal Gómez Barbella y dispuesta por el juez de Instrucción Martín Del Viso, que se realizará a las 9.30 en el mismo sitio del barrio de Barracas donde los jóvenes fueron interceptados por la policía y luego atacados a tiros.

De la diligencia, que será filmada y debidamente documentada, no participarán los acusados para preservar a las víctimas, añadieron las fuentes.

El hecho sucedió cerca de las 9.30 del 17 de noviembre último, cuando los cuatro amigos salieron de un entrenamiento de fútbol, detuvieron el auto para comprar jugos en un kiosco y fueron abordados por efectivos de la Brigada de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad, que dispararon al menos cinco veces contra el rodado en el que los chicos trataron de escapar al creer que eran asaltados por delincuentes, ya que los policías no estaban uniformados, no se identificaron y exhibieron armas de fuego.

Se investiga un posible encubrimiento ya que un testigo clave declaró haber presenciado la escena del crimen y filmó cómo los policías de refuerzo que llegaron al lugar, rodearon el perímetro, sin la posibilidad de ver hacia los autos donde viajaban Lucas y sus amigos y los policías de civil, y aseguró que los efectivos no se identificaron como tales.