Todo depende del punto relativo donde nos paremos. Desde allí, la descripción de realidad que cada quien haga. Habrá quien la cuente desde un piso 30, desde donde quien no sea par, será hormiga. Hay quien la ve tan desde abajo que sólo huele la goma del zapato ajeno, y sólo de vez en cuando alguien frena antes de pisarlo.

Y hay, y somos muchos y muchas, quienes vemos la realidad desde el punto cero del horizonte, ni abajo ni arriba, o por lo menos eso intentamos.

Hemos dejado de atender a los de arriba y sus mandatos, y comenzamos a mirar hacia nuestros lados. Y nos llenamos de abrazos, construyendo y ocupando nuestro lugar en ese "eje vital" entre "ser o no ser", entre ser visto o ser ignorado, ser escuchado o ser dominado, Ser.

Y se me ocurre que este miércoles, en el Día de la Militancia, un día plenamente peronista, bien puede ser la ocasión para abrir el abrazo y los argumentos compartidos. Habrá previamente que terminar de digerir enojos, frustraciones, pesimismos y otros desánimos. No queda otra. No podríamos hacer lo de otra manera.

Porque, en definitiva, somos millones los que militamos por las mismas razones. Militamos al otro, a la la otra, a les otres. Militamos, cada cual a su modo, el sueño de un país más justo. Lo nuestro, es una forma de amor. Y mañana podríamos andar abrazándonos en nombre de esos sueños que nos convocan.

Desde el Gobierno Nacional el mensaje ha sido claro y unívoco. Es para adelante, sin aflojar, sin claudicar, se milita cada día. "Todos unidos triunfaremos" se seguirá cantando. Y la posta de todas las postas es que es así. Todos unidos o la nada, o nos devoran los traidores y sus jefes de afuera. Y esa es la única verdad.

Hugo Yasky, entusiasta y consciente del momento, decía en las horas previas a la movilización: "El Día de la Militancia en Plaza de Mayo va a ser multitudinario y va a iniciar el camino para resolver la pobreza y el desempleo en la Argentina". ¡Que así sea, querido Hugo! Es nuestro mayor deseo.

Militamos ese sueño cada día, incluso en la mayor de las desesperanzas. Y creo, sencillamente, que ese sueño es "Amor". Y si mal no recuerdo con esas mismas palabras lo ha dicho más de una vez una tal Cristina y un tal Néstor. Esto es Amor.

Porque como diría Don Arturo Jauretche, a quien andamos recordando estos días cumplidos 120 años de su nacimiento: "La multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría,mientras perder privilegios provoca rencor".

Y, claramente, somos multitud, sólo que andamos un poco desencontrados. Mañana la Plaza puede ser un buen punto de encuentro. Mientras tanto prendo velas a nuestro santo para que vuelva la buena leche.