Julián Elencwajg comenzó una nueva clase de la Escuelita de Toma y Daca leyendo un fragmento de Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique.

Coplas por la muerte de su padre

“Recuerde el alma dormida

avive el seso y despierte

contemplando

cómo se pasa la vida

cómo se viene la muerte,

tan callando;

cuán presto se va el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquier tiempo pasado,

fue mejor”

La clase de Elencwajg

"¿Saben qué acabo de leerles, chiques? Estos versos que hablan del paso inexorable del tiempo, del tempus fugit y de la vanidad de las cosas mundanas, la cuestión de la vanitas vanitatis, forman parte de “Las Coplas por la muerte de su padre”, que también son conocidas como “Las coplas de Jorge Manrique” o las “Coplas a la muerte del maestre don Rodrigo” porque fueron escritas por Jorge Manrique tras la muerte de su padre, el maestre de Santiago Rodrigo Manrique", introdujo el pedagogo de fuste.

"Sin lugar a dudas, chiques, las “Coplas a la muerte del maestre don Rodrigo” son una obra fundamental para muchos periodistas y economistas y eso se nota en su mención constante del Rodrigazo para analizar la suba del dólar blue, la inflación y el control de precios. Es evidente que el término “Rodrigazo” que reiteran cada vez que tienen la oportunidad es una referencia a las “Coplas a la muerte del maestre don Rodrigo”. Solo un malpensado, chiques, puede creer que su alusión constante al Rodrigazo es una maniobra de desestabilización y no una cita a una de las elegías funerales medievales más conocidas de la historia", agregó el ilustre.

"No solamente la literatura reflexiona acerca del paso del tiempo, chiques: los historiadores también lo hacen. Pienso en el caso del marxista británico Eric Hobsbawm, que desarrolló el concepto de “siglo XX corto” o “corto siglo XX” para referirse al período de 77 años comprendido entre 1914 y 1991, entre el comienzo de la Primera Guerra Mundial y el colapso de la Unión Soviética, que fue precedida por la caída en 1989 de los regímenes comunistas del denominado “socialismo real” en los países del Bloque del Este. Ya ven, chiques, cómo un siglo puede durar menos de 100 años. Tal vez dentro de un tiempo, algún historiador revisionista haga una lectura crítica de la obra de Hobsbawm y diga que el siglo XX no fue corto sino largo y que terminará recién cuando se confirme del todo que Armando Cavallieri no estará en el consejo directivo de la CGT".

"Hay hechos que cambian el curso de la historia y hacen que los siglos terminen antes o después de tiempo: el inicio de la Primera Guerra Mundial, la caída de la Unión Soviética y la ausencia de Armando Cavallieri en el consejo directivo de la CGT por primera vez en 40 años son hechos que tuercen el destino y cambian todos los paradigmas del mundo tal como lo conocemos", completó.