Pedro Castillo asumió el 28 de julio el gobierno de Perú, 52 días después de las elecciones y un polémico proceso de validación del resultado debido a que su contendiente, Keiko Fujimori, se negaba a reconocer los resultados.

Ese día, planteó su idea central: “No más pobres en un país rico”. Para ello, se apoyó en un plan de gobierno denominado “Perú al bicentenario sin corrupción” que pretendía implementar en los primeros 100 días de gobierno, centrado en el combate a la pandemia del coronavirus, la reactivación económica, el “inicio del proceso de la segunda reforma agraria”, el retorno a la educación presencial y la convocatoria a un referéndum constituyente.

Castillo llegó a los 100 días de gobierno, marcados por varias turbulencias. Uno de los problemas principales fue la conformación de su gabinete. El primer contratiempo fue con el canciller Héctor Béjar que debió renunciar 19 días después de asumir, debido a unas polémicas declaraciones sobre la marina peruana. "El terrorismo en el Perú lo inició la Marina, y eso se puede demostrar históricamente; han sido entrenados para eso por la CIA", dijo Béjar a fines de febrero, en una exposición cuyo contenido fue difundido a comienzos de agosto.

Este no fue el único cambio en el gabinete. El 6 de octubre, Castillo anunció 7 cambios en el Consejo de Ministros, entre ellos el primer ministro, Guido Bellido, envuelto en la polémica y en el enfrentamiento con la oposición desde que asumió el 29 de julio. Incluso, Bellido llegó a tener algunas diferencias con el presidente Castillo.

Esta semana, se produjo el noveno cambio ministerial en 100 días. Esta vez, el renunciante fue el ministro del Interior, Luis Barranzuela, que había asumido el 6 de octubre, tras la polémica que generó la celebración de una fiesta en su domicilio el domingo 31 de noche, a pesar de la prohibición que regía por la pandemia.