En su editorial de La García, la periodista Cynthia García se mete de lleno con un tema clave de debate al interior del Frente de Todos: la militancia a través de las redes sociales, luego de que días atrás Máximo Kirchner hablara de la importancia de recuperar la militancia tradicional y abandonar el celular y las redes.

El editorial de Cynthia García sobre las redes sociales

Me quiero meter con el tema de las redes sociales, la política y el territorio. Hay una discusión sobre la relevancia de las redes sociales en la construcción política y la conquista de derechos. Algunos comunicadores le reprochaban a Máximo Kirchner el planteo que hizo en el plenario de la militancia en Nueva Chicago.

Máximo dijo “basta de redes sociales virtuales”. Hay que reconstruir las redes sociales humanas, vernos discutir, llorar y reír. Pero juntos hay que dejar los celulares de lado y volver a tocarnos, caminar rancho por rancho. Esta frase, este párrafo e increíblemente para mí, generó una serie de debates sobre si está bien o mal lo expresado por el jefe de bloque, el frente, todos, o si las redes sociales son buenas o malas.

Primero, nunca es recomendable pensar ninguna situación en términos binarios o en términos de bueno o malo. Entiendo que Máximo estaba hablando de la necesidad para la militancia del campo popular de recuperar la calle.

¿Se acuerdan que habíamos hablado aquí de esta idea por pandemia de recuperar la cercanía? Bueno, entonces Máximo está hablando de la necesidad para la militancia del campo popular de recuperar la calle, el barrio, el territorio para la propia dirigencia.

“Eso es viejo”, me respondieron cuando debíamos al respecto. “Las redes son el nuevo territorio”.

Necesitaría hacer un largo silencio para procesar lo que sentí como una cachetada conceptual. “Las redes son el nuevo territorio”. “Ocupar la calle es viejo”. Díganme por favor, el peso específico ocupado en una red social podría reemplazar, podría reemplazar.

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No dudo que lo intentan, ¿pero realmente puede reemplazar una red social a la fuerza incómoda, arrasadora, peleadora de derechos interpelados de sujeto político que emerge en el territorio?

¿Entonces para el campo popular los derechos ya no se conquistan en la calle? ¿Son las redes sociales realmente? No figurativamente, realmente las nuevas ágora, la nueva plaza pública.

No dudo de la fortaleza de las redes sociales como herramientas comunicacionales, de debate e incluso de ejercicio directo de la política o al menos del discurso político. No podría dudar. Dirijo una plataforma en redes sociales que dio la pelea contra el macrismo, pero siempre tuve claro que esa pelea la dimos trasvistiendo una herramienta potente que le es más funcional a la derecha.

Las redes sociales, además, también están atravesadas por los monopolios y la concentración. Y La García, déjenme decirlo sin falsa modestia, nunca abandonó el territorio. Todo lo contrario. Desde las redes mostramos el territorio. Por eso digo que intentamos tras trasvestir su lógica de circulación.

Además, creo que ante la revolución digital, que es la verdadera revolución de este siglo uno, una puede hacer muchas cosas, menos detenerlas. Dicho esto, voy a reafirmar que las redes no son el territorio, no pueden serlo, no tienen capacidad de ocupar realmente ese lugar.

Quienes estudian el término territorio plantean que la noción de territorio posee una doble connotación en su sentido coloquial y el ámbito político institucional constituyen una jurisdicción o un área, mientras que de las ciencias sociales se lo define como una entidad más compleja.

Por su mismo origen semántico, posee siempre una base material y finita el suelo. En otras palabras, el territorio no puede constituir nunca una entidad meramente inmaterial.

Sin embargo, claro que cuenta también con una dimensión simbólica cultural del territorio expresada mediante identidades colectivas, signos del paisaje y representaciones culturales y discusiones de poder.

El sociólogo Zygmunt Bauman, autor del término “modernidad líquida”, que se refería al proceso por el cual el individuo intenta integrarse a un nuevo tipo de sociedad global, pero sin identidades fijas, por lo que debe crearse distintas y cambiantes máscaras para encontrar su lugar.

Bauman, en una entrevista a El País de España, unos años antes de su muerte, dijo “la diferencia entre la comunidad y la red es que tú pertenecen a la comunidad, pero la red te pertenece, te pertenece a ti”.

Decía Bauman. “puedes añadir amigos y puedes borrarlos. Controlas a la gente con la que te relacionas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individuo individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas, las habilidades sociales, las desarrollas cuando estás en la calle”.

Ahí sí tenés que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo con que conquistar un derecho, conquistar un derecho, agregó.

O sea, mucha gente use las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejo de su propia cara. Las redes son muy útiles. Es una gran herramienta. Dan servicios muy placenteros, pero son una trampa.

Como fuere, y más allá de la analítica de las palabras, me pregunto. Les pregunto por qué alguien referenciado en el campo nacional y popular, en el progresismo o en la izquierda querría reemplazar el suelo por el algoritmo?