En su editorial, Cynthia García reflexionó sobre los traumas de la pandemia y se preguntó si estamos analizando una situación similar a la posguerra.

Levantar el silencio es un acto político. Ayer me encontré con Marcos Teruggi, gran periodista internacional, colaborador de Página12, latinoamericanista.

Marcos viene de un recorrido por los países de la región y me contaba sobre las elecciones, el tránsito político y pandémico en Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela, y su propia necesidad de volver a encontrarse con toda su familia que vive en Francia: sus padres exiliaron con la dictadura.

En un momento Marcos pronuncia una frase reconocida en estos tiempo. "Quería saber cómo estaban", dijo por su familia. "Necesitaba encontrarlos en la posguerra", agregó y yo quiero detenerme en el tránsito en el que estamos.

¿Estamos en una pospandemia? ¿Estamos camino hacia ella? Percibo que estamos sobrevolando muy por arriba las consecuencia de todo lo que hemos vivido. Es cierto que es difícil pensar y analizar la crisis en medio de la crisis. Pero me retumba la frase de Teruggi: "Esto es como una posguerra".

¿Cómo actúa una sociedad en posguerra? ¿Cuántos silencios nos rodean? ¿Qué podemos y qué no podemos aún decir? En la actualidad no hablamos de nuestros muertos, al menos no de manera colectiva. Los tenemos en las cifras, los duelamos individualmente, pero nos cuesta un montón hablar del dolor infinito que significan las asiente diciendo 115.000 personas que perdieron la vida por el coronavirus.

Cómo se sigue, es la pregunta. ¿Cómo se activa la resiliencia y nuestra capacidad de recuperación como grupo humano?

Estamos enfocados en la necesaria y urgente resiliencia económica pero yo me estoy refiriendo ahora a otras categorías ancladas en la lejanía, la cercanía, esos hilos que se rompieron y que aún no sabemos cuán roto estamos o qué nos pasó.

¿Qué nos pasa con ese flagelo civilizatorio que puso en crisis el poder sanador de los abrazos? En esta búsqueda de pensar lo traumático le pregunté a Ernesto Alonso, excombatiente de Malvinas, dirigente del Centro de Excombatientes de Islas Malvinas de La Plata. El aporta esta reflexión pensando las distintas etapas para el reencuentro con la cotidianeidad.

¿Cuándo uno se da cuenta de que está en el día después? "Aún estamos atravesando la pandemia", remarca Ernesto Alonso. "En el caso de la experiencia bélica de Malvinas, nosotros recién nos dimos cuenta que la guerra había terminado, que éramos sobrevivientes, una vez que llegamos al área continental, cuando bajamos de los barcos en Puerto Madryn" agregó. Me impactó esa frase.

Otra pregunta que debemos hacernos es a qué sociedad vamos a volver. No va a ser la misma. No puede serlo. Pensamos con Ernesto Alonso, ¿Quiénes somos nosotros mismos? Debemos prestar atención a esto. Todos nos sentimos raros. Tenemos heridas, cicatrices, esquirlas.

Para terminar, introduzco en modo inicial a una frase de la socióloga francesa especialista en traumas de posguerra, Francois Dewain.

Ella dice que es necesario hacer que las huellas no sean borradas.

Que los muertos sean enterrados y que no haya desaparecidos. Lo que nos pasó durante la pandemia fue tremendo. Tenemos que hablarlo, decir el trauma. El hecho de levantar el silencio es un acto político.