"Los museos son para todos, pero solo una élite lo sabe".

La frase es de la artista visual Dora García y sirvió de inspiración a Johanna Palmeyro, creadora del Movimiento Justicia Museal. El objetivo: que los museos sean lugares más accesibles y plurales y dejen de estar habitados únicamente por un ínfimo sector de la población, habitualmente considerado “culto” y con el capital cultural legítimo para transitar sus pasillos.

Palmeyro es licenciada en Museología y Gestión del Patrimonio Cultural (UMSA) y es co-coordinadora del Área de Museología y Comunidades en el Museo Casa de Ricardo Rojas. Allí, en el Rojas, el Colectivo Identidad Marrón brindó un taller virtual, donde dieron cuenta de las “puertas de cristal”, aquellas barreras invisibles que impiden el acceso a los museos.

Ese concepto quedó resonando en Palmeyro y así nació uno de los afiches más icónicos del Movimiento Museal: la fachada de un museo dentro de una caja de cristal con un martillo -similar a las que protegen a las mangueras de los bomberos- y con la leyenda “Rompa el cristal”.

“El lenguaje que usamos mayormente es la producción de afiches en el espacio público, porque nos interesa justamente el diálogo entre las calles y los museos. Tanto la calle como el museo son espacio público, lo que pasa es que en la calle nos sentimos parte todes y, en cambio, en los museos hay muchas personas que no lo sienten como propio, sienten que no les pertenece”, explicó Johanna Palmeyro en diálogo con La Casa Invita.

Esa falta de pertenencia se evidencia, según detalló Palmeyro, en que las estadísticas dan cuenta de que solamente un 12,5 por ciento de las personas acceden a los museos. “De ahí la necesidad de empezar a visibilizar que los museos pueden ser otras cosas, además de legitimar ciertos intereses de ciertas élites”, sostuvo.

¿Quién tiene la palabra en los museos?

En esa línea, la búsqueda de Movimiento Justicia Museal apunta a incorporar nuevas narrativas y saberes por fuera de los académicamente consagrados en los museos, dando lugar, para ello, a la construcción colectiva con otros y otras.

Una de las acciones llevadas adelante en el Museo Casa de Ricardo Rojas fue con la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), con quienes se pensó conjuntamente la identidad nacional, la pregunta por el quiénes somos y el propio relato de qué es la Patria.

“En ese pensar la identidad también está presente la Pachamama, la tierra. En el museo estaba reflejada, pero de manera decorativa e inmóvil en la arquitectura, en un cuadro. Pero la Pachamama está viva y, en ese sentido, quisimos incorporar los saberes de los trabajadores y trabajadoras de la tierra, de las mujeres campesinas, recuperar ciertos saberes ancestrales y, también, pensar en la agroecología, la soberanía alimentaria, el acceso a la tierra y en cómo se usan los espacios verdes de los museos”, describió Palmeyro.

Ese movimiento permitió, asimismo, introducir en el museo saberes otros que históricamente fueron negados y silenciados y, además, dar movimiento a un espacio que siempre es pensado como de mera contemplación de lo allí exhibido.

“Con la UTT nosotros nos corrimos de ese lugar de tener siempre la verdad y de que siempre enseñamos y nos pusimos en el rol de aprendices. Y, ahora, vemos el museo como un lugar de intercambio de saberes, de compartir experiencias”, relató.