La lava proveniente del volcán en la isla española de La Palma, que entró en erupción el 19 de septiembre, alcanzó el mar esta noche, según el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan). La lava mantuvo un ritmo de desprendimiento lento y solamente se pudieron observar piedras candentes cayendo al mar.

Ante esta situación, los habitantes de la zona fueron confinados para evitar que entren en contacto con los gases tóxicos.

La retransmisión de la Televisión Canaria y las imágenes brindadas por el Instituto Español de Oceanografía Ramón Margalef mostraban imágenes en plena noche de la colada de lava cuando entraba en contacto con el agua, a más de 1.000 grados centígrados, mientras se generaba gran cantidad de humo.

El Cabildo de La Palma resaltó que la lava llegó "al mar en Tazacorte siguiendo un recorrido que no provocó ninguna pérdida personal" y pidió que se sigan las recomendaciones de no acercarse y respetar el confinamiento en zonas próximas.

Por su parte, especialistas detallaron que tras el parate de ayer en el proceso de erupción volcánica, el magma emerge de zonas más profundas. Por ese motivo, la lava está más caliente y se desplaza con mayor rapidez, especialmente en los últimos metros.

Los vulcanólogos advirtieron a la población del riesgo qué significa el desprendimiento de la lava, y pidieron que los habitantes no se acerquen al curso líquido del elemento que se forme cuando tome contacto con el agua del mar.

Lo cierto es que no descartaron que se produzcan nuevas erupciones del volcán, y apuntaron que se podría intensificar el humo que resulta tóxico para los ojos, los pulmones y la piel.

Por la erupción, más de 6.000 personas debieron abandonar sus hogares, pero no se registraron heridos ni muertos, aunque sí importantes daños materiales.

La colada de lava ya arrasó 656 edificaciones y cubrió 268 hectáreas en esta isla de 85.000 habitantes que vive del cultivo del plátano y del turismo, según el sistema de medición geoespacial europeo Copernicus.