En su editorial de La Mañana, Víctor Hugo cuestionó la elección Horacio Rosatti como presidente de la Corte Suprema de Justicia y le reclamó al Gobierno que “mire el tema como corresponde”.

El editorial de Víctor Hugo sobre la Corte Suprema

Rossatti, Rosenkrantz, Lorenzetti¿No son increíbles estos tipos? No es muy académica la expresión, pero merecen el respeto y la reverencia que generan los integrantes de la Corte Suprema de Justicia?

¿Qué son Rossatti y Rosenkrantz, como dos chicos malos, ventajeros, que en el colegio se votaban a sí mismos cuando se elegía la comisión estudiantil? Qué dolor era detectar que una persona podía votarse a sí misma.

Carlos Maqueda dijo “yo tengo una fórmula”: los puso a Rosatti y Rosenkrantz, que levantaron las manos para votarse a sí mismos. ¿No da mucha vergüenza? Son integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Se odian: Rosatti y Rosenkrantz; los dos odian a Lorenzetti, que a su vez odia a todos los integrantes. Estamos en manos de esta gente.

Todo lo que tiene que ver con las tarifas de la delincuencia mediática de los operadores del mundo de las telecomunicaciones lo debe resolver la Corte Suprema. ¿Cómo va a ser esa resolución? Son una vergüenza muy grande estos tipos.

El abogado Maximiliano Rusconi, en Identidad Colectiva y en una de sus formidables notas que espero que sean un muy buen libro, dice:

Como sabemos nuestra Corte Suprema de Justicia hoy posee una raquítica integración de 5 miembros (algo inexplicable desde cualquier ángulo de seriedad institucional, funcionamiento orgánico y relevamiento de los sistemas judiciales del mundo occidental -como mínimo-).

Hace algunas horas tres de esos miembros decidieron que era una excelente oportunidad para aprovechar la ausencia del 40% de la integración del máximo tribunal (2 miembros), y mediante el artilugio de baja calidad moral -para ser generoso- de votarse a sí mismos, “designaron” al Presidente y al Vicepresidente. Ello sucedió en el lugar institucional de nuestro país del cual debieran bajar las líneas más contundentes de transparencia democrática.

Todo pasó, como decía mi abuelo “Quicho” entre “gallos y medianoche” aprovechando que los otros dos integrantes no podían asistir a esa reunión sorpresivamente convocada.

No había urgencias, sólo mezquindad. No había razones para tamaña actitud, sólo aquella del ejercicio arbitrario del poder.

Los “designados”, ¿casualmente?, son aquellos miembros que aceptaron ser elegidos hace algunos años, por el Presidente anterior, a través del escandaloso camino de un decreto del Poder Ejecutivo.

Este sí es un tema en el que los autodenominados “constitucionalistas” podrían y deberían opinar.

Particularmente sería interesante escuchar la opinión de aquellos que de modo usual aparecen en coyunturas políticas para ofrecer una pátina de pseudo justificación académica a los posicionamientos de los multimedios dominantes.

La situación no podría ser más grave y demuestra la necesidad de incluir a la Corte Suprema en las dimensiones que requieren una reforma urgente.

Me pregunto yo: ¿el gobierno no va a mirar el tema de la Corte Suprema como corresponde? ¿No hay elementos que permitan entrarle a algo que podría poner en suspenso el descrédito de estos impresentables de Ronseknratz, Rosatti y Lorenzetti, que ahora denuncia como si hicieran algo no jurídico? ¿Y él qué fue?

Cada uno de ellos abochorna a la familia judicial. Ya están pasando algunos días, no veo declaraciones por ningún lado. ¿Van a seguir mirando la Corte Suprema y que se arreglen ellos? ¿No está el país en manos estos tipejos? ¿No fueron ellos los que determinaron la presencialidad de los chicos, porque era servil al Gobierno de la Ciudad y se siguen sin presentar a trabajar presencialmente? ¿No es una vergüenza todo lo que pasa con la Corte Suprema?

Si el gobierno se pregunta cómo caerá hablar de la Corte en términos electorales, por más que digan que se quieren que meter en la justicia, sabiendo que son todos una runfla de delincuentes, algo hay que hacer.

Este es el momento. Este es el tiempo. ¿O seguimos observando cómo Lorenzetti mira como un chico enojado a Rosenkrantz y Rosatti y mientras tanto no se hace absolutamente nada?