En su editorial, Cynthia García reflexionó sobre la necesidad de discutir una agenda electoral que contemple la demanda social expresada en las PASO, donde el Frente de Todos fue derrotado por Juntos en la provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires y buena parte de los distritos del país.

Hoy es tema central es la necesidad de discutir otra agenda. Muchas veces planteamos esa necesidad, la de comunicar otra agenda que la que marca la derecha mediática y todo el entramado de construcción de sentido hegemónico. 

Pareciera ser que la verdad de este mundo está contenida en la trampa unidireccional de las planillas de rating televisivo.

Plantear otra agenda que la que está impresa en los diarios líderes en ventas suena a contracorriente o, desde una perspectiva benévola, a comunicación alternativa. Pero hay disputa y falsedad en estas construcciones.

Animarse a otra agenda es también salir de la zona de confort desde donde comunicamos, ponernos el traje de la incomodidad para buscar y bucear en los temas más allá del setting.

Debemos repensar lo que la palabra pueblo significa, lo que los colores se resignifican, lo que las necesidades demandan. 

¿Quiénes son los que se animan hoy a romper esas lógicas con un discurso performativo generando acción desde la misma enunciación? Si pienso rápido, Cristina Kirchner.

Cristina marca agenda cada vez que habla. No por nada es la dirigente más importante del campo nacional y popular.

Marcar agenda no es solamente que una declaración tenga repercusión. Cuando digo que marca agenda quiero decir que instala en nuestra construcción cultural una marca. Resquebraja lo dominante en el espacio del discurso. Construye poder Popular.