En su editorial Cynthia García reflexionó sobre la democracia en Latinoamérica ya habló de la necesidad de democratizar la riqueza.

En general pensamos a la democracia en términos eurocéntricos. Tomamos como ejemplo el modelo de Dinamarca y hablamos de alternancia o transición de gobiernos, pero no discutimos a las monarquías. 

La propuesta conceptual de hoy es corrernos de esa mirada para pensar en las democracias en términos latinoamericanos.

Muchas veces la visión regional es un déficit para la comunicación. A los periodistas nos cuesta pensar aquella frase de Perón que decía "la política internacional es la política". 

Es valido entonces preguntarse: ¿Qué es la democracia? ¿Qué intensidad tiene que tener? ¿Dónde está el poder en una democracia? Si nos animamos, una posible respuesta podría ser que la democracia es quitarle poder a las élites para distribuirlo entre los más. 

Cuando murió Carlos Menem tuve un debate con un periodista que decía que Menem fue un demócrata porque llegó al gobierno elegido por la representación de las mayorías. En términos de verdad fáctica eso no se puede discutir.

Ahora la democracia tiene que ir de la mano de la república. En ese sentido, podríamos hacer un paralelismo entre crecimiento y desarrollo. No son lo mismo. El desarrollo está relacionado con la distribución. Una sociedad puede crecer y ser completamente desigual, como lo es la Ciudad de Buenos Aires o la propia región. 

Entonces, ¿cuán democrático es un presidente que llegó por el voto popular y después firmó los indultos a la Junta Militar? El de Menem fue un claro ejemplo de una democracia con el corte de la no república. 

Por su parte, el kirchnerismo resultó profundamente republicano. La Ley de Identidad de Género es un hecho republicano, puesto que está ligada al acceso de las garantías y a las libertades individuales. 

Hay que pensar la democracia y la república en el contexto latinoamericano. Pensar la democracia respecto de la disputa de poderes. Hoy la democracia se estructura dentro del capitalismo. Ese es el gran marco.

Dentro de ese gran marco podes tener una democracia con un Estado de derecho o con un Estado policía. El Estado de Derecho es quien resuelve sus conflictos mediante la ley y el de policía mediante el que manda. 

El gran marco hoy es el neoliberalismo, el capitalismo y sus acumulaciones de capital. Es el modelo que triunfó en el mundo.

Incluso Jorge Alemán dijo en varias oportunidades que el término revolución, que en una época parecía estar a la vuelta de la esquina, hoy nos quedó lejos. Perdimos la esquina. 

Por eso hay quienes plantean límites a la democracia dentro de este marco capitalista. Si hilamos fino, yo creo que el neoliberalismo no es compatible con la supervivencia humana. Es lo que dice Noam Chomsky: hay un reloj que cuenta el tiempo de descuento hacia el fin, porque estamos destruyendo el planeta. Estamos destruyendo todo. 

Aquí, entre las luchas de clases, las cuestiones de género y las cuestiones ambientales, dentro de ese marco de acumulación de capital, el análisis de la democracia tiene que ir de la mano con una democracia republicana de verdad.  

En el primer peronismo, los trabajadores tenían el 30 por ciento de la participación de las ganancias. Hoy es estamos lejos de poder plantar eso como propuesta democrática. Imagínense qué lejos estamos que algunos están suspender las indemnizaciones. 

Álvaro García Linera decía que había que radicalizar la democracia y democratizar la riqueza.