Israel registró un nuevo récord de contagios de COVID-19, un total de 11.365 hasta la medianoche del jueves, mientras acelera la campaña de vacunación con la tercera dosis que ya se han aplicado casi 2.5 millones de personas para frenar la cuarta ola de la pandemia.

Aunque el país, que llegó a poner los contagios casi a cero tras una exitosa y rápida campaña inicial de inoculación, ya superó tres umbrales de contagios diarios esta semana (por encima de 11.000), la tasa de infección se sitúa en el 8,4%, por debajo del 10% que superó en oleadas anteriores.

También son inferiores en esta cuarta ola las hospitalizaciones por coronavirus, que hasta anoche sumaban 1.068, de los que 667 están en condición grave y 143 conectados a respiradores, según datos oficiales divulgados.

La mayoría de los enfermos graves por el virus son personas no vacunadas, grupo que, junto con la contagiosa variante delta, es una de las causas de esta nueva ola en Israel, ya que son más de 1.1 millones, el 20 % de la población adulta del país.

Desde el inicio de la pandemia, Israel superó 1,1 millones de casos de coronavirus y 7.120 muertes, en una población de 9,3 millones de habitantes.

En paralelo a los contagios, se incrementó la cifra de vacunados con la tercera dosis de Pfizer, con más casi 2.5 millones de ciudadanos con esa dosis de refuerzos y más de 5.5 millones  con la pauta completa de dos inyecciones.

La mayoría de las personas que se aplicaron la tercera dosis son mayores de 50 años, aunque desde principio de esta semana, Israel la autorizó para toda la población apta para la vacuna, que es a partir de los doce años, coincidiendo con el inicio del curso escolar.

Un factor de optimismo en el país es que, a medida que el porcentaje de inoculados con la tercera dosis fue aumentando, comenzó a descender la curva de contagios entre los grupos de edad que primero la recibieron.

El nuevo pico de infecciones coincide con el inicio el miércoles del curso escolar, que vio a 2.5 millones de niños volver a las aulas, que funcionan de manera normal en casi todo el país, pero exigen a estudiantes, padres y personal de las escuelas presentar certificados de vacunación o pruebas de coronavirus negativas antes de entrar.