La diputada nacional y precandidata a renovar su banca por el Frente de Todos, Gisela Marziotta, se reunió este lunes con el director del Centro Ana Frank en Buenos Aires, Héctor Shalóm, en el marco de una recorrida de campaña junto a dirigentes del espacio.

Durante la recorrida, Marziotta hizo hincapié en la necesidad de luchar contra los prejuicios, la discriminación y los discursos de odio, y se planteó la necesidad de avanzar hacia un compromiso ético para construir una sociedad más justa.

Marziotta afirmó que "la historia de Ana Frank muestra que algunas personas asumieron el riesgo de proteger, ayudar a los perseguidos, dar refugio, como es el lugar desde donde Ana Frank escribió su diario".

En este sentido, destacó ese aspecto como un "mensaje de esperanza", y añadió que "los discursos de odio traen consecuencias", y por eso planteó que "es fundamental abordar estas historias no sólo en la efemérides o aniversarios".

De este modo, sostuvo que es necesario "poner en valor la necesidad de los vínculos humanos para lograr trascender situaciones extremas y seguir con el trabajo que realizan aquí con los jóvenes y que nosotros, como diputados, seguiremos trabajando desde el Congreso".

Por su parte, Shalóm sostuvo que el Centro Ana Frank trabaja junto a los jóvenes y buscan resaltar la figura de Frank. "Estamos trabajando con estudiantes de diferentes escuelas, jóvenes en las cárceles, periodistas, para entender cómo la palabra construyó el nazismo, la dictadura y construye violencia en nuestros días". "Por eso - agregó - debemos proteger a los jóvenes y garantizar la plena vigencia de sus derechos".

La historia de Ana Frank

Ana Frank fue una joven alemana que en su diario íntimo dejó constancia de los dos años y medio que pasó junto a su familia escondida del nazismo en Ámsterdam en plena Segunda Guerra Mundial, con otras cuatro personas, y que al ser descubiertos fueron capturados y enviados a diversos campos de concentración, donde el único sobreviviente fue su padre, Otto Frank.

El diario de Ana Frank fue publicado por su padre, quien tras sobrevivir regresó a Ámsterdam. Allí, la joven expresa algunos pensamientos íntimos y describe la vida cotidiana, la de sus familiares y de otras personas que estaban ocultos en el mismo sitio.