Un total de 92 segundos en cancha y tres toques a la pelota fue todo lo que produjo Lionel Messi hasta que vio la tarjeta roja, hace 16 años, en su primer partido en la selección Argentina en un amistoso ante Hungría.

La ilusión del juvenil rosarino, con 18 años por entonces y el título de campeón Sub-20 bajo el brazo, se hizo realidad en Budapest cuando José Pekerman lo llamó para reemplazar a Lisandro López, a los 18 minutos del segundo tiempo.

La casaca albiceleste con la 18 en la espalda se movió muy rápido ante el volante Vilmos Vanczák que solo atinó a sujetarla con firmeza. La soltó cuando sintió el manotazo del imparable Messi.

Acto seguido, el húngaro quedó en el piso, cubriéndose el rostro y el rosarino ofuscado porque frenó su carrera.

El árbitro alemán Markus Merk buscó de inmediato la tarjeta amarilla para Vanczák y la roja a Messi. Final de juego. Incrédulo, el rosarino maldijo en reiteradas ocasiones, sin perder la cabeza, agarrándose la camiseta, con la mirada perdida, mientras sus compañeros, entre ellos Lionel Scaloni, le pedían explicaciones al severo juez.

Argentina ganó 2-1 aquel partido con goles de Maximiliano Rodríguez y Gabriel Heinze, pero el dato saliente fue la expulsión de Messi quien creyó que no lo iban a convocar más al seleccionado.

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Con el paso del tiempo, el crack rosarino se convirtió en emblema a fuerza de 151 partidos con Argentina y 76 goles, cifra que lo eleva como el máximo goleador de la historia de la Selección.

En el 2021 pudo sacarse "la espina" de no poder conseguir títulos con Argentina y, siendo la figura indiscutible del equipo de Scaloni, se consagró campeón de la Copa América.