Todo lo que tiene que ver con política de los Estados Unidos para América Latina tiende a ser perturbador y doloroso. Son capaces de hacernos cualquier cosa. Nos han caminado por arriba infinidad de veces. Ellos podrían manejarse con algún prurito pero no les es fácil, porque tienen un sentido del poder y de lo imperial que Caligula, en su momento de mayor locura, no lo tenía. 

Acá en América Latina sin duda podríamos ser un poco mejores y un poco más dignos. Podríamos tener dirigentes políticos mucho más plantados. Pero son muy pocos los que, efectivamente desde América Latina, se plantan y le gritan a Estados Unidos que paren un poco la mano. 

Hace poco he hablado del libro La Frontera Salvaje de Jorge Majfud. El libro cuenta todo lo que Estados Unidos le ha robado a América Latina y los golpes de Estado que ha forzado. Es tan fuerte que no hay manera de realizar un analisis político de nuestros países sin mencionar lo que es la embajada de los Estados Unidos y lo que es la Organización de Estados Americanos. 

Esta semana hubo un hecho extraordinario protagonizado por el presidente de México, López Obrador. A mí me da pena que las declaraciones de López Obrador hayan tenido pocas repercusiones en los medios. López Obrador se plantó y dijo basta a dos siglos de golpes de estados perpetrados por Estados Unidos en Latinoamérica. 

Además López Obrador pidió que en vez de la OEA, que es una maldición sobre nuestra América Latina, haya otro espacio de integración. 

Sería bueno que aparezcan líderes que se pronunciaran como López Obrador. ¿O a caso hay alguien de América Latina que cree de verdad en la Organización de Estados Americanos? Nadie en su sano juicio puede creer que ahí pueda haber algo útil, porque no es creíble. 

No nos olvidemos los recientes papelones con Bolivia, el que frecuentemente hacen con respecto a Venezuela. Lo que tiene que ver con Cuba. Pero también los silencios que se permiten. Como demoraron en expresarse sobre Chile y como demoraron con lo de Colombia y Ecuador. 

Cuando se trata de gobiernos de derecha reprimiendo las calles en la OEA demoran hasta que no se puede más mientras que ponen énfasis cuando se trata de gobiernos en países donde el pueblo ha elegido lo inclusivo.