¿Cuánto hay que sufrir para hacer las cosas bien en este mundo? ¿Hasta dónde puede llegar la crítica y la persecución por intereses que no son los de la gente, de lo que llamamos el pueblo, sino los propios, los sectores dominantes como los medios o los que son representados por los políticos de la derecha?

¿Cuánto hubo que luchar para llegar a la vacunación de la gente? Ahora leo 29 millones de dosis aplicadas. Leo 35 millones. ¿Pueden ustedes pensar en 35 millones? Verdad que no es muy difícil. A mí la cabeza no me cabe. Puedo ver mil personas en el Obelisco, todo lo que normalmente es la concurrencia en la 9 de Julio en un acto político y es un millón. Hasta ahí me va la cabeza, la imagen, la postal que puedo establecer pueden pensar en 35 millones, que van a ser muchas más.

Pero me basta con 35 millones: 35 millones que no llueven, que no caen del cielo, sino que tienen que ver con todo un trabajo inmenso de búsqueda, de acuerdos, de firmas, de aviones que van y que vienen, de tripulantes de Aerolíneas Argentinas que se olvidaron lo que es dormir de una manera decente, que ya no saben cuándo están en la Argentina seguramente, jamás pueden dormir porque cambia el organismo de una manera terrible.

El editorial de Víctor Hugo

Estaremos hablando antes de que termine el año de 100 millones de vacunas, y esto hecho contra todos los anuncios terribles que hubo en contra. De la vacuna, tan combatida, dijeron que era veneno, que estaba matando a la gente todas las barbaridades que dijeron una tras otra. Era todo una gran mentira. Decenas de países tienen ahora la Sputnik. Y nadie en el mundo discute nada sobre el Sputnik V.

Hoy ya están vacunando los pibes. Y han vacunado ya no sé cuántos entre 18 y 60 años. Aquello que para empezar el año la gente de Clarín decía que no se iba a llevar a cabo nunca y mire usted a dónde hemos llegado con la vacunación en la Argentina, que no es nada fácil en un mundo donde los que más tienen salieron, por supuesto, a poner toda la plata sobre la mesa.

Pero mucho más que la plata, porque la plata también la ponía la Argentina, fue la influencia. Lo que significaba que vaya a Estados Unidos o que vaya a Alemania y que no tiene ninguna relación con la presencia de cualquier país del área de América Latina.

El coraje y el olfato de haber negociado con Rusia de una manera extraordinaria que tuvo este capítulo final para mí maravilloso y para cualquier persona bien pensante, me parece que también es extraordinario de haberse planteado ese enojo.

Por eso el gobierno dijo 'tienen que cumplir con lo que hablamos, con lo que hemos firmado. Muy bien lo de ustedes hasta ahora, pero no están cumpliendo en este momento y tienen que hacerlo'.

Las críticas hacia el planteo del gobierno son extraordinarias, de un descaro que asombra. Pero está dicho con naturalidad ahí, en el medio del discurso. Muy bien, con buen énfasis, bien construido. Pero el daño que se hizo, que se intenta hacer, es muchísimo más grave.

Los títulos de los diarios hablando de un país de rodillas, cuando en realidad era un país con energía para decirle a Rusia, con toda la gratitud, que el gobierno argentino debe tener por lo que Rusia hizo igual.

Ahora nos encontramos poco a poco con una situación en la que uno se pregunta qué es lo próximo que van a decir, porque esto surgió después de que ya había millones de vacunados, después que yo estaba muy claro que era mentira que no iban a vacunar de dieciocho a 60 años después, que estaba muy claro que la Sputnik es una buena vacuna.