En su columna en La Mañana, Fernando Borroni reflexionó sobre la campaña electoral de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos.

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Este sábado se cierran las listas. Seguramente para la medianoche los nombres ya van a estar claros. El cronograma de la campaña va a empezar a evidenciarse, aunque sin duda ya está moviendo los primeros pasos.

Por un lado en juntos con el cambio, salen con una foto que es pelo. Pelo colorado para instalar a Diego Santilli, está claro. Bien al estilo propagandista y publicitario del PRO, sostienen una campaña cuya finalidad es caracterizar y a partir de esa caracterización, construir una cercanía del candidato con el electorado.

Buscan instalar "al Colo" como esa persona cercana, compañera, amiga, lejos de la verdadera figura de Diego Santilli, tan lejos que nunca pisó la provincia de Buenos Aires. 

Para una sociedad de medio pelo, a la que pueden tomarle el pelo, muestran para arrancar la campaña solo pelo. Una muy interesante síntesis. Sin embargo, no hay que subestimar lo que el PRO hace en comunicación, porque es efectivo. 

Por el otro lado, el Gobierno ya desplegó algo de la campaña, por lo menos en la Ciudad de Buenos Aires, con unos afiches que dicen "Muchas cosas hechas muchas por hacer". 

El Frente de Todos propone una campaña despersonalizada. No hay nada más despersonalizado que la palabra "cosas". Hasta el momento tenemos el pelo versus la cosa. Es una síntesis más similar a un capítulo de titanes en el ring que al lanzamiento de una campaña política que lo que debiera buscar es discusión política. 

Seguramente se va a modificar y tenemos en claro que las campañas buscan impacto, buscan un mensaje corto o buscar interpelar. Buscan que se repitan eslogan, frases y que por lo general no propone mucha discusión ni argumentos específicos. 

¿Pero saben qué? como sociedad, sobre todo en este contexto, tenemos que subir la vara de la discusión política. Juntos buscará instalar una figura. El Frente de Todos, deberá instalar la defensa de una gestión, pero también deberá defender y poner sobre la mesa un modelo con valores y con principios que representa.

La oposición siempre tiene el camino comunicacional más allanado. Le basta con criticar, con incitar al odio y mostrar una cara simpática que pueda sintetizar eso. 

El oficialismo, por su parte, siempre se le hace más difícil porque debe sintetizar lo que hizo pero además, proponerle a la sociedad que dé batallas al futuro. 

La discusión no es por las cosas que se hicieron o se dejaron de ser. La discusión es por la vida, por el respeto al otro, por el trabajo y por terminar con la desigualdad. 

Comunicacionalmente debe ser claro el mensaje en esta campaña. Los que defienden la vida nunca podrían votar Juntos. Suena soberbia la frase, pero es así. 

La clave de la política comunicacional en estos tiempos es interpelar, proponer, profundizar la discusión, pero sobre todo escuchar la voz popular y desde allí, desde ese lenguaje, tener la impronta propia para proponer. 

Estoy convencido que la mejor campaña electoral que uno por lo menos que yo he visto fue la Cristina Fernández de Kirchner en el 2011. El slogan era "la fuerza de". 

Si vamos un poquito para atrás, recordarán que el pueblo le gritaba "fuerza Cristina" cuando la vicepresidenta cuando despedía a a su compañero Néstor Kirchner. 

La verdad es que no sé quienes fueron los que hicieron la campaña, pero tomaron ese clamor popular. Fue la mejor campaña publicitaria porque artículo gestión con un nombre, pero además con el clamor popular.

Ojalá tengamos una campaña electoral donde podamos discutir la sociedad que queremos. No es momento para unificar un discurso donde todos somos lo mismo. Las listas de la oposición la integran aquellos que destruyeron el país en cuatro años. 

Quizás habrá que hablar con esta claridad sin llamar cosas a los que son hechos y sin permitirnos que solamente un rostro simpático y coloquial nos gane una elección.