Todavía resuena el eco de lo que sucedió el viernes cuando habló Cristina Fernández de Kirchner. Fue un discurso políticamente tan importante, jurídicamente tan doloroso, humanamente tan pesaroso. Todo lo que uno quiera imaginar está dentro de ese discurso de Cristina Fernández de Kirchner hablando del juicio del Memorándum, el bochornoso, el impresentable vergonzoso. 

El eco, decía, fue y vino durante muchas horas a través de los medios en la discusión que se implantó y vale la pena recordar ese final con alguna lágrima que se corrió a las cuerdas vocales en vez de aparecer en los ojos de Cristina Fernández de Kirchner. Porque en algún momento la emoción domina la emoción de todo lo padecido, de toda la mentira que hay que sobrellevar. 

Los ecos del discurso de Cristina Kirchner

La lucha tan despareja con los medios de comunicación, la persistencia que tienen con la falacia, el daño intencionado que provocan. Y todo eso teniendo que resistirlo, manteniendo una cierta compostura, porque no se puede salir todos los días por parte de un personaje político como Cristina Fernández de Kirchner, a decirle a la gente de mi nieto que son unos mentirosos de todas maneras. 

Ayer a la tarde salió a desmentir un título que sacó Clarín por la inflación y la caída del salario, que decía que había menos porteños de clase media, como siempre. Una mentira que no tiene ni pies ni cabeza, pero con eso juegan. 

De todas maneras, tendría que ser utilizado para mostrar que, efectivamente, esta ciudad es muy desagradecida de lo que sucedió hasta el 2015, porque gran parte de la riqueza actual de la Ciudad de Buenos Aires tiene que ver con la riqueza del propio país, con los planes económicos que determinaron que donde más posibilidades económicas hay se produjera un estallido de bonanza espectacular hasta el 2015. 

De ahí viene una cierta soberbia, también de la Ciudad de Buenos Aires. 

Cuando Cristina habló de la deuda, lo que está diciendo es absolutamente cierto, es irreprochable. Pero yo creo que hay números todavía mejores, porque la deuda es lo que se debe en dólares. Y esa deuda, que estaba en el 70 por ciento cuando en el año 2004-2003 empezó Néstor Kirchner, bajó al 13 por ciento cuando terminó Cristina Fernández de Kirchner y subió al 47 por ciento. 

Miren lo que pasó en apenas cuatro años del treinta y siete coma cuatro. A fines del 2019, el 72,6 por ciento del Producto Bruto casi se duplicó. 

La declaración de Cristina es desde el dolor de una mujer que ha sido agredida de todas las maneras imaginables, en un tiempo en el que esa mentira sirvió para tergiversar la democracia. 

"La causa por el Memorándum con Irán no fue solo una cuestión política"

El memorándum con Irán no es solamente eso. No es una cuestión política, no es solamente eso. No es una cuestión humana. No es solamente eso, es todo. Eso es lo humano. Lo desgarrador de un ataque impiadoso, constante, permanente y mentiroso en lo jurídico. 

La participación aviesa de personajes mencionados en el discurso alguno, no lo suficientemente por una cuestión de tiempo, pero que tienen mucho que ver con el daño realizado durante todos estos años. 

Y tiene que ver con lo político, porque fue esto humanamente tan doloroso y jurídicamente tan bochornoso que construyeron el perfil político de un país que se corrió nada menos que el neoliberalismo para castigar a los sectores medios y a los más vulnerables, para pegarles muy duro como nunca se les había pegado desde el año 2000 en adelante. 

Esto es lo que había pasado en el discurso del memorándum con Irán. La participación tan aviesa de la DAIA no solamente ha hecho daño a la imagen de la DAIA, ha hecho mucho daño también al propio país. Ha hecho mucho daño en la pérdida de tiempo y en los cambios que se produjeron en la República Argentina en función de este tipo de denuncias. Esto era lo que, como un eco, iba y venía durante sábado y domingo y todavía hoy lunes. Los ecos del discurso de Cristina Fernández de Kirchner.