A partir de la brillante exposición que escuchamos de Jorge Alemán acerca del caos que genera el neoliberalismo se me ocurrió sumar algunas reflexiones:

El neoliberalismo sin duda que provoca el caos. Y sin duda que necesita del caos para sostenerse. Ahora uno se anima a decir que el neoliberalismo es el caos dentro de un orden determinado.

El orden neoliberal es un desorden social. El orden neoliberal es el desorden de la desigualdad, es el desequilibrio y es la marginalidad. 

Ese desorden es al mismo tiempo el orden a quien nos empuja a todos. El caos del orden neoliberal. Son, por un lado, las consecuencias que genera la marginalidad y la expresión máxima de ese caos es cuando la marginalidad quiere saltar los cercos, salir de esos márgenes y dar la disputa por la inclusión. 

La lucha por la inclusión frente a quienes construyen un poder marginal es la batalla. Y para eso aparece el odio como instrumento por excelencia de aquellos que creen que es el mérito y el individuo el único responsable de su propio destino. 

Por eso Jauretche dijo alguna vez que odian las minorías porque temen perder privilegios, mientras que las mayorías no odian porque conquistar derechos provoca alegría. 

https://www.youtube.com/watch?v=Ib01eq0zvx8

Pero quiero volver a la idea del orden neoliberal que se vende como un modelo donde la libertad es un valor a defender y a conquistar su máximo valor. En el fondo, el orden neoliberal no es otra cosa que un orden esclavista bajo las normas del mercado salvaje.

Es un orden colonizado culturalmente, es un orden sometido al sálvese quien pueda. Es un orden que establece la frustración permanente de los seres humanos. Es un orden regulado por el miedo a perder, a perder tu trabajo, a perder las oportunidades, a perder la posibilidad de acceder a la salud. 

Un modelo que no es otra cosa que la imposibilidad permanente a la felicidad. Este es el orden neoliberal que genera caos y genera el caos que significa el desorden a partir de la desigualdad, pero al mismo tiempo genera el caos propio, ilógico, que pone en discusión el orden que es los procesos de transformación o los procesos que quieren revolucionar lo establecido. 

Pensado de esta manera. El caos como desorden necesario para quebrar el orden neoliberal es extraordinario. Que haya más caos. Por eso es clarísimo cuando Alemán dice que a la derecha le interesa mantener un pacto de  odio. No le interesa el argumento porque ese odio los unifica. 

Ahora, qué suerte que tiene el modelo que no odian aquellos a los que el modelo les ha arrebatado todos y cada uno de sus derechos y el pan en la mesa familiar. Qué suerte que tiene el hambre que no odia. Porque el que tiene hambre no odia, lucha para dejar de tenerlo.

Odia quien genera hambre porque no puede contener su gula. Y éste es el caos que genera el neoliberalismo. La disputa feroz entre la gula y el hambre. Cuando quienes quieren hambre se rebelan, es un caos que dignifica, cuando quienes no pueden detener su gula se consolidan. Ese es un caos que multiplica el odio.