La semana próxima los alumnos y alumnas del nivel secundario volverán a la presencialidad en las escuelas. "Todos los estudiantes de secundaria que venían cursando de manera bimodal van a volver a la presencialidad completa desde el 5 de julio. Van a ir todos los días a clases en sus escuelas", había afirmado el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en una conferencia de prensa la semana pasada.

Por su parte, el Secretario General Adjunto de la Unión de los Trabajadores de la Educación (UTE), Eduardo López, apuntó contra la medida y aseguró que no están dadas las condiciones para el regreso a las aulas ni para mantenerlo en la actualidad.

“No tendría que haber clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires según los indicadores de la autoridad sanitaria, que dice que si hay más de 500 casos cada cien mil habitantes en los últimos catorce días, las clases tienen que ser remotas”, explicó.

“Esto se cumple en todo el país menos en la Ciudad donde hay un índice de incidencia superior a 500”, insistió.

Además, señaló que “los maestros respetan la ley” y que desde el gremio no van a cesar en el reclamo por la vuelta a la virtualidad para “cuidar la salud y la vida”.

López también negó las cifras de asistencia a las aulas difundidas por el gobierno porteño -que habla de una concurrencia del 70 por ciento- y detalló sólo el 18 por ciento asiste a las escuelas. “El otro 82 por ciento no va y establecen un vínculo pedagógico a distancia con los docentes más allá de lo que digan los políticos de turno”.

Por último, el Secretario de UTE se refirió al comunicado que el Ministerio de Educación de la Ciudad envió a las familias de los alumnos que concurren a la aulas con una serie de recomendaciones para los días de frío, entre las que incluyó que los estudiantes vayan con abrigo como buzo y suéter, y también una manta.

En esa línea, aseguró: “Es cruel, es cínico. En el mundo dieron computadoras. Es fácil, no tenés que ser cruel y no tenés que poner a la educación como rehén de tu campaña política. Están convirtiendo a la escuelas en un lugar de marketing y sufrimiento”.