Quienes escuchamos hablar a Mauricio Macri del coronavirus entendemos perfectamente que la pandemia hubiera sido mucho más devastadora con el PRO como gobierno. Menos mal, con todas las quejas que cada uno pueda tener, que esto sucede con un gobierno que se para firme en la idea de que la salud no es un negocio.

En Mendoza Macri recordó que le pidió a Alberto que "por favor no cierre, que el virus iba a tardar mucho en llegar". Dijo otras barbaridades como "que los respiradores no eran tan importantes porque traían poca solución”. Es decir, el tipo no se hubiera molestado por conseguir más respiradores. Qué le diga eso al intendente de Lincoln, que pertenece a su fuerza política, que los respiradores no son importantes.

¿Qué quiere decir Macri con eso de que los respiradores traen poca solución? No hay muchas interpretaciones posibles. Todas van en la línea del famoso que mueran los que deben morir.

¿Qué hubiera sido de nosotros con el criterio de que el coronavirus es un poco más fuerte que una gripe? Sólo hay que mirar a Brasil, el gobierno de un desquiciado que convirtió a su país en un laboratorio a cielo abierto para que prosperen nuevas variantes.

Con un descaro sin precedentes, Macri insiste además en el hecho de que vacunarse en Estados Unidos es casi un acto heroico. No lo hizo por él, lo hizo para ayudar a 44 millones de Argentinos. El niño Macri está acostumbrado a mentir y que nadie le discuta. Está acostumbrado a tratar de estúpidos al resto y que lo aplaudan. La falta de empatía ante el dolor ajeno es una constante en el macrismo.

Interna de Juntos por el Cambio

La interna de Juntos por el cambio ya no disimulan. Carrió lanzó advertencias ayer luego de que Pichetto blanqueara su pretendida candidatura por la provincia de Buenos Aires. Muchos candidatos y candidatas, poco proyecto.  Ahora los socios del macrismo que ya no quiere llamarse Juntos por el Cambio. Ya nadie quiere ser macrista.

Más que libertad lo que proponen es el sálvese quien pueda. Lo que Mauricio Macri llama libertad, o rebeldía tiene asidero y sobre todo coherencia con lo que hizo durante su gobierno: dinamitó la presencia del Estado. Lo que propone Macri es la ausencia de medidas estatales.

Enriquecimiento ilícito

Pero el de Macri es un movimiento justo en la línea de tiempo. Estamos hablando de sus polémicas declaraciones, que no tienen nada de nuevo, cuando causalmente ese mismo día la noticia que lo involucraba era otra: La oficina anticorrupción lo denunció después de que la inspección General de Justicia detectara “operaciones ruinosas” para socios presuntamente inexistentes y simulación de sociedades cuyo único dueño era el ex presidente.

Las maniobras mencionadas en la denuncia podrían llegar al lavado de activos, ya que le imputan al ex presidente “la transferencia de más de $ 5millones provenientes de un ilícito penal, con los que adquirió la titularidad de acciones preferidas de la firma Agro G S.A., con la doble finalidad de otorgarle apariencia de licitud al dinero espurio.

Estas irregularidades se dieron en el marco de lo que el ex presidente llamo “fideicomiso ciego”. Lo presentó así envuelto en escándalos por sospechas justamente en cuanto a sus negocios cuando se publicaron los panamá papers, que en tantos países ocasionaron denuncias, pero en el caso de Macri con el respaldo de sus amigos dueños de los medios y una promesa para la gilada, le bastó para salir el paso.

Bueno, el fideicomiso era ciego, pero parece que tenía muy buen olfato para hacer negocios redituables. Se verá si lícitos. Es decir, que el tipo además de manipular la justicia para perseguir espiar, endeudar el país a niveles históricos, sacar provecho, hacer y garantizar negocios a su círculo de pertenencia, mentía sobre su patrimonio. Macri debe responder por una importante cantidad de causas, pero a dos años de dejara el poder se pasea por el mundo y el país mientras en Jujuy pasean esposada a Milagro Sala por un escrache a Gerardo Morales en el que no estuvo.

¿Cuál es la vara de justicia? Si, la del poder. Que mire netflix a las 19 o que haya tenido 150 días de vacaciones durante su mandato es un chiste. El legado de Mauricio Macri es mucho más dañino que eso y no sólo en términos económicos, institucionales o sociales.

El trabajo que hizo con el sentido común la derecha durante esos años y sigue haciendo, nos condiciona de una manera tremenda al día de hoy. Naturalizamos que los ricos no van a la cárcel. Ahora el gobierno tenga que pensar dos veces antes de actuar ante el riesgo ser etiquetado como populista o comunista. Ahora “militante” es una palabra estigmatizada. “kirchnerista” es utilizado para desmerecer cualquier política u opinión.

El odio visceral de la derecha es el mismo de siempre. Las formas de accionar se aggiornan, se digitalizan, y tienen más poder de fuego que nunca.

Ganar la agenda es materia pendiente, ganar la agenda que no es lo mismo que ir detrás de ellos. Y mucho menos abocarse de manera integra a ese trabajo. Ganar la agenda es poder sobreponerse y además atender las cuestiones pendientes.

Economía y vacunación

El plan de vacunación avanza con muy buen ritmo, es un alivio para el gobierno, es un alivio para todes. Pero alcanza para salir del paso, y avanzar en la otra pandemia: la del hambre, la de los salarios de los laburantes.

La clase media grita que se esta fundiendo, que corre riesgo de extinción. Los sectores más vulnerables no tienen como gritar, y son los que menos herramientas tienen para afrontar esta crisis.

El otro fin de semana un consultor nos hablaba del “voto con enojo” que va a tener en las urnas por parte de un gran sector el gobierno de Alberto Fernández, el voto con sabor a disgusto del o la que sabe que volver hacia atrás, volver al macrismo no es alternativa, pero que espera medidas más determinantes en las góndolas, en la billetera.

Espera que el gobierno tenga mayor firmeza para con los sectores de poder que se comen cualquier incremento salarial o esfuerzo gubernamental de poner dinero en tarjetas alimentar o repro.

Que no resuene en determinados medios o porque la mayoría son de la derecha y tienen otras prioridades o porque prefieren evitar la mirada no quiere decir que no suceda: hay que mirar lo que pasa en la calle. En Buenos Aires, en Santa Rosa o en cualquier lugar del país, lleno de compatriotas vendiendo medias, condimentos o lo que sea para comer. Lleno de argentinos que no tienen garantizado el acceso al techo o a la comida. De niños, niñas, tratando de ayudar a sus familias.

Que la carne, que la leche o la verdura sean bienes ostentosos no tiene perdón, y es una realidad que tiene consecuencias mucho más graves que las electorales,no es que el gobierno tiene que atender este tema porque vienen elecciones, tiene que atenderlo porque es imperativo, hablamos del crecimiento de miles de niñes, hablamos de salud, hablamos de calidad de vida.

Con el frío, eso debe dolernos e interpelarnos mucho más, callar no funciona como normalizador, al contrario, las organizaciones sociales, los sindicatos que integran el frente tienen la posibilidad y la obligación de señalar y aportar posibles soluciones.

La demorada ley de góndolas, las propuestas de organizaciones productoras de alimentos, el fortalecimiento de actores que nivelen la oferta, es una decisión política que se anuncia pero que encuentra escollos para hacerse realidad.

El peor error que podemos cometer como sociedad, como comunicadores, o el peor error que puede cometer el gobierno es creer que responder al paradigma de pensamiento que establece la derecha, el que resiste a todo cambio, por mínimo que sea.

El éxito no es moverse con cuidado para evitar posibles y seguras exaltaciones de ánimo de los patrones del país, manteniendo contentos a los que siempre ganan, ese es el orden que defienden un par. El éxito en todo caso, será saber aprovechar una situación inédita como la que vivimos para revertir injusticias históricas, se queje quien se queje, digan lo que digan.