Michelle Altenburger decidió denunciar hace dos meses a su ex pareja, Agustín Traico, por violencia de género y amenazas con armas de fuego. La joven de 26 años estudia comercio internacional y le contó a la Justicia que descubrió un grupo de WhatsApp en el que participaba su novio en el que se mandaban videos y fotos de jóvenes sin consentimiento previo con las que Él y otro amigo mantenían sexo. Michelle aseguró que la Justicia no le dio respuesta pese a que existan otras víctimas y que, por el terror que tienen al círculo de hombres donde se mueve Traico y su impunidad, se callan. En este sentido, explicó que quiere aparecer con su nombre verdadero en la nota, porque es su forma de protegerse. "La Justicia no hace nada. Soy la única que se animó y estoy sola. Las otras chicas que filmaron no tienen dinero para pagar un abogado y tienen mucho miedo, porque saben que la Justicia, como me pasa a mí, no les va a dar protección. Es por esto que estos delitos quedan impunes siempre”, aseguró en dialogó con Catamarca/12.

Cómo empezó la relación de Michelle con Traico

Se pusieron de novios a fines del 2019 y duró con él hasta que la situación “se puso rara” a finales del año pasado ya que se trata de algo “muy pesado” y que los involucrados “no están actuando en el marco de la Ley”. Hace dos meses, y por los hostigamientos, violencia psicológica y económica (la estafó con 300 mil pesos), decidió denunciarlo. Ahí relató que su expareja la instigaba a suicidarse ofreciéndole un arma de fuego “que siempre tenía con él” y que la amenazó de muerte y también con la pistola. Además, dijo que la manipuló para que le preste 300 mil pesos que ella había ahorrado para un viaje y le prometió que comprando y vendiendo autos, que es a lo que él se dedica, le iría devolviendo con ganancias, pero esto “nunca sucedió”. En el marco de estas denuncias, Michelle les relató a los sumariantes de la Unidad de Violencia de Género que descubrió un grupo de whatsapp en el que su novio, un amigo y otros hombres de diferentes edades, se filmaban manteniendo sexo con chicas y luego se los pasaban entre ellos. “Mi caso está relacionado con las denuncias de pornografía que surgen en Andalgalá. En el grupo de instagram que hicieron estas chicas donde escracharon a los miembros, pude ver los mismos nombres que estaban en este grupo. Puedo sumar que hay un ex funcionario judicial, un conocido empresario de transporte y otro gastronómico. Lo venía sospechando, porque me empezaron a llegar videos de mi novio con otras chicas”, contó. Después de recibir éstas imágenes, Ella logró contactarse con algunas de las que salían en los videos y así descubrió que no eran consentidos. “Se empieza a poner rara la situación. Empiezo a contactarme con las chicas, las llamé, ellas se empezaron a asustar. Después supe que algunas de esas imágenes ellos las ponían en OnlyFans y así ganan dinero”, sostuvo.

El caso en la Justicia

Ya que la justicia no actúa, Michelle decidió contar su historia. “Está ahí porque pasaron dos meses y como Traico tiene tres documentos diferentes, con distintas edades, no saben qué hacer. Ahora parece que mandaron a pedir su partida de nacimiento, pero no les parece delito esta dificultad que tienen para identificarlo y aún no lo imputan de nada”, dijo. “Él me empezó a amenazar desde que supo de la denuncia. Incluso la manda a su madre para que me hable porque así son, no pueden hablar ellos. Me pasó fotos sujetando una pistola. Yo por todo esto me deprimí y entré en su círculo de maltrato y él llegó a decirme que me daba el revólver para que yo me mate e incluso dijo que quería verme cuando lo haga", confesó. Y agregó que también es amenazada con la difusión de sus propias fotos.
"Yo no entiendo por qué tanta impunidad y menos por qué se le burlan a la Justicia”, Michelle Altenburger .
En tanto, contó que el miércoles por la noche a las 5 de la mañana, dos hombres en moto comenzaron a sacarle fotos a su casa y luego se subieron al techo. Una vecina los vio y por eso huyeron. “Entiendo a quienes me estoy enfrentando, es por eso que publiqué todo en mis redes con nombre y apellido, así la justicia, que parece que necesita ayuda, sabe a quién buscar si me pasa algo”. “Mi mamá se enteró de todo cuando yo estaba desahogándome en la Unidad de Violencia de Género, haciendo la denuncia. Las chicas eran como treinta. Yo supongo que tiene que empezar a hablar una para que empiecen a hablar todas y podamos cuidarnos”, concluyó.