A la derecha le sobra rostro para hacer lo que hacen. Van al frente, son tan poderosos que no les importa todo lo que uno puede ver del comportamiento de ellos.

Ahí tenemos en Buenos Aires a Horacio Rodríguez Larreta reunido con la Embajada como un dato político de apoyo de los Estados Unidos en el diferendo con el gobierno nacional. ¿De qué otra manera se puede leer eso?

La Embajada está detrás de muchos ataques de los medios. El desfile de jueces, periodistas y dueños de los medios por la Embajada, los festejos del 4 de julio con Patricia Bullrich disfrazada de cowboy, son datos visibles, pero hay otros más peligrosos todavía.

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Mientras eso sucede aquí, Macri pelea por su lugarcito hasta dar lastima. Ahora está en Miami diciendo una colección de mentiras que le permitan tener un poco de prensa ante esa embestida de Larreta. Este es el momento de su verdadero rival. 

Macri en Miami habla de las libertades arrebatadas por el gobierno y el coronavirus. Macri le dice a la gente que hagan lo que quieran.

Tanto es así que Macri se fue cuando tenía que estar aislado porque estuvo con alguien que dio positivo de coronavirus. No le importo, el marchó igual a los Estados Unidos. Hace lo que quiere, se siente el dueño del mundo.

Vale recordar aquella llegada a Francia cuando manifestó que le daba mucho gusto llegar a un país de libertad. Acto seguido, toda Francia estaba más cerrada que la Argentina.

Queda en evidencia la mentira y la ineptitud de Macri. Su mente parece la de un niño. Macri sin pandemia hizo lo que hizo. Fue tal el desastre de la vida del país sin que hubiera ni gripe que perdió las elecciones teniendo 50 mil millones de dólares que le dio el FMI y teniendo todos los medios a su favor. ¿Se puede ser más inhábil, incompetente e inepto?

Hasta donde hay que ser inepto para perder de la manera que perdió aquel día que se enojó y como Lenin Moreno ahora atacó al pueblo porque no lo habían votado.