En su columna de humor, Adrián Stoppelman explicó las diferencias entre la pascua judía y la católica. 

El Pesaj, la Pascua judía

La Pascua judía es distinta a la Pascua Cristiana: se celebra otra cosa. La Pascua Judía celebra el éxodo del pueblo de Egipto, donde el Faraón tenía a los paisanos esclavizados, haciendo ropa para la famosa marca Al-Awada, flexibilizados laboralmente, les aumentaban las tarifas, el transporte, había una inflación de la San Osiris, los tenía trabajando 18 horas de delivery en camellos con una heladerita al hombro, mientras el Faraón descansaba tomando en una reposera a orillas del Nilo.

Y los hacían construir pirámides para la Empresa Tutankaputo Calcaterrus. Que eran medio raras las pirámides: te dabas cuenta que estaban hechas por paisanos porque tenían la punta recortada.

Pero un día apareció un tal Moisés, Moishe para los amigos, un pibe que había sido criado en la corte del Faraón, pero un día hizo la gran Pichetotus y se dio vuelta. Esto lo obligó a exiliarse y terminó laburando como pastor para un tal Jetró, un terrateniente que formaba parte de la mesa de enlace de los campesinos del desierto.

Según la Biblia, un día en el desierto Moisés se topó con una zarza ardiente que ardía, pero no se quemaba y de la que salió la voz de Dios. Otras teorías dicen que en realidad encontró un libro que en la tapa decía Primer tiempo y salió rajando. La realidad es que Moisés se quedó mirando la zarza que ardía pero no se quemaba, como quien escucha a Florencia Arieto y no puede creer lo que ve… y Dios le dijo que fuera a Egipto y rescatara a su pueblo. Moisés contestó: “¿Por qué a mi? ¿Por qué mejor no eligen un argentino como Francisco que va a causar más sensación?” Y Dios le dijo: "State Chito, Moishe. No te metas en los asuntos de mi otra sucursal". Y Moisés insistió: "Pero justo a mi que soy tartamudo, se van a reír". Y Dios le dijo: "No te preocupes, Moishe. Pensá que algunos gobernaron con una papa en la boca y otros leen como si fueran tartamudos".

Y ahí lo convenció, le dijo “vos gritá, hacete el enojado”, le puso una fonoaudióloga y a un tal Rozitchner a escribirle los discursos y Moisés se mandó para Egipto. Y le ordenó al Faraón que liberara a su pueblo. El Faraón le dijo: “¿Pero quién te creés que sos para darme órdenes? ¿El Faraón encargado Guaidó?” Entonces Moisés le advirtió que si no dejaba ir al pueblo vendrían terribles plagas. “¿Cuántas plagas?” Preguntó el Faraón. Y Moisés dijo: “Y... no sé.. 6,7,8...” El Faraón consultó con un asesor que tenía, un tal D'Alessium, que le dijo que no los dejara ir, que él arreglaba el asunto, que era agente de la DEA Romana.

Intentó extorsionar a Moisés, pero para sacarle a un Moishe un mango tenés que ser Dios. Así que al final vinieron las plagas: las denuncias en la tapa de Jeroglifín, el gran diario egipcio, Los Panamá Papiros, que deschavaban cuentas offshore de parientes y amigos de la Corte, una lluvia de fiscales con paraguas y carteles de “Yo soy Tutankamón”, una bandada de buitres que oscureció el cielo por años, Las fotocopias de un chofer de carruajes, el programa de Mirtha, rejovencita, el metrobus, la bicisenda, las investigaciones de Santoro y Lanata, Intratables, Fernando Iglesias y un recital en la frontera con el Puma Rodríguez, Diego Torres, Juan Luis Guerra y una bandada de Brandonis y Lombardis en Flota-Flota.

Cuando pasó la última plaga el Faraón estaba maltrecho pero resistía. Y le dijo a Moisés: “Cuchame: Tengo acá un paisano tuyo, un tal Dujovne, que ya pidió guita al FMI y les va a dar un alivio bárbaro. Va a poner leche barata, carne kasher en el mercado central de El Cairo a precios populares, y arreglamos, no sea cosa que venga la arquitecta egipcia”.

Entonces Moisés dijo que no, que hasta los radicales se daban cuenta que ya no daba para más y que mirá si después agarraba la manija Cleopatra Eugenia Vidal. Que dejara salir al pueblo o habría una plaga terrible más: Le mandaría a negociar al Rabino Bergman , a Santiago Kovadloff, Andahazi y a Waldo Wolf… Asustadísimo, el Faraón dejó ir al pueblo.

Los judíos cruzaron el Mar Rojo, y como iban huyendo no tenían tiempo para detenerse y hacer pan y por eso comían pan sin levadura, llamado Matzah. Algunas versiones dicen que era porque la inflación y los precios cuidados habían llevado el precio de la levadura al triple y al desabastecimiento…

Y vagaron cuarenta años por el desierto, angustiados, como todo pueblo que se libera del opresor, y esquivando los precios de un supermercado de la zona, Al Anónimus, que como sabía que tenían sed les aumentaba el precio del agua que vendía en los oasis. Dios se apiadó de ellos y les daba de comer Maná, que caía del cielo, y que todos los pueblos de la zona criticaban como asistencialismo populista.

Y entonces pararon en el monte Sinaí y Moisés subió a recibir los 10 mandamientos y un ejemplar de Sinceramente. Cuando bajó vio que el pueblo estaba adorando a un becerro de oro y globos amarillos. Se calentó, rompió las tablas de la ley y empezó a cantar una canción que muchos creen que sonaba tipo “oh, vamos a volver”... Y por esa razón, por haber roto las tablas de la ley, dios, Pato Bullrich y Bruglia y Bertuzzi le impusieron una orden de restricción imipidiéndole el acceso a la Tierra prometida porque la DAIA y la AMIA lo acusaban de haber hecho un pacto con Irán.

Finalmente los judíos llegaron a la tierra prometida de la mano de Josué, pero no fue fácil la cosa porque los terrenos estaban en manos de multimillonarios dueños de los lagos, los caminos, Gendarmería les cerraba el paso... Y llegaron a Jericó y la conquistaron haciendo sonar sus cuernos con canciones de Tini Stoesel y las murallas se vinieron abajo y los de Jericó salieron rajando enloquecidos.

Y entonces aparecieron los pastores brasileños y dijeron que ellos iban a financiar una telenovela en base a una historia buenísima que tenían. Y entonces grabaron 30 mil capítulos de Los Diez Mandamientos y de la historia de Josué y Telefé desde ese día solo pasó tres programas: Casados con hijos, Los Simpsons y Las telenovelas bíblicas o Turcas. Y tuvo un rating que no lo podía bajar ni dios.

Y Colorín Colorado, las pascuas judías les he explicado.