Por Nelly Minyersky Hemos avanzado enormemente y hay una marea verde-violeta que cubre el mundo, que posiblemente hará que las mujeres, para variar, avancemos más rápido, aunque todavía esta sociedad no nos acepta, y muchas mujeres tampoco. Cuando una habla de feminismo habla, como mínimo, de autonomía, libertad, igualdad, siempre como concepto muy relativo. No es lo mismo para una mujer que tiene posibilidades económicas que para otra que no. Todavía no tenemos ni idea de lo importante que es haber conquistado el derecho del aborto legal: este éxito, que es un triunfo colectivo, se está derramando, en el buen sentido de la palabra, en América Latina. En este momento tenemos un recurso de amparo contra leyes antiabortistas en Ecuador, tenemos propuestas de modificación de ley en varios departamentos de México. El tema va avanzando y creo que es un paso fundamental en la vida. El hecho de una nueva ley, que es muy buena, realmente fundada en el derecho constitucional de nuestro país, que tiene una influencia muy importante en sentirnos más autónomas, más libres y más iguales. El aborto simbólicamente era un hecho que en alguna forma nos perturbaba, más o menos, durante décadas, inhibiendo nuestro deseo sexual, nuestro goce de la sexualidad. Y ese hecho es un hecho sumamente desgraciado para la mujer. ¿Por qué razón las mujeres ni nos animamos a decir que fuimos violadas? Porque es una sociedad donde todo lo que tiene que ver con la sexualidad tiene una carga negativa, una carga de vergüenza. Esto está vinculado también con que somos objetos. Tiene que ver con los femicidios. El tema de la violación tiene que ver con lo prohibido, con lo que se niega. Y si las mujeres somos nada más que objetos reproductores, también somos propiedad y nos pueden matar. Tenemos que seguir luchando por la efectividad de las normas en nuestro país. Nosotros tenemos un plexo normativo importante que como toda ley, como todo cuerpo normativo, puede ser mejorado. Lo que no logramos es el tema de la eficacia, ni logramos ver cómo nuestro avance no suponga mayor reacción de violencia de los hombres. Cuando hablamos de perspectiva de género no tiene que ver tanto con una capacitación, sino con una concientización en la sociedad. Es evidente que si el Estado no asume parte de los cuidados, ni las mujeres ni los hombres nos podemos realizar totalmente. Tenemos que seguir construyendo paso a paso y día a día. Estamos construyendo un ejemplo que ojalá influya en otros aspectos de la vida, porque también hay que tener conciencia de que nosotras, las mujeres, cuando hablamos de feminismo tenemos que tratar de incorporar a los hombres porque son relaciones de a dos. Eso es lo que tenemos que buscar. Es una igualdad. A mí no me interesa un mundo con preponderancia femenina. Yo quiero un mundo de igualdad y de respeto. Nelly Minyersky es abogada e integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.