Por Cecilia Cross

Antes de hablar de feminismo, prefiero partir de la definición de un enorme movimiento de mujeres que está en estado deliberativo dentro de ese enorme movimiento de mujeres. Muchas nos reconocemos como feministas y entre quienes lo hacemos, tenemos algunos puntos de acuerdo y muchísimos puntos para seguir pensando y para seguir trabajando.

El movimiento de mujeres es una fuerza viva, es una fuerza reflexiva, es una fuerza imparable y de alguna manera es un poco el orgullo de nuestra generación. Estar siendo parte de un proceso que nos lleva a revisar no solo cómo trabajamos y cómo vivimos, sino también cómo parimos, cómo nos enamoramos, qué hacemos con el rechazo, que hacemos con el dolor. Qué hacemos con la injusticia y con el poder.

Los logros del movimiento feminista fueron producto de enormes luchas".

Como nunca estamos llamadas a revisarnos y revisar todas nuestras certezas y eso es doloroso y estimulante por igual.

Como todo movimiento que está en fase expansiva no representa sino que en realidad está conformado por un montón de subjetividades que están buscando su lugar.

Cada feminista y cada mujer militante se compromete con este movimiento de mujeres desde la profunda convicción de que hay luchas que nos atraviesan por nuestra condición de género, que también es amplia.

La particularidad de la condición de género, algo que hemos aprendido en los últimos años de quienes no nos identificamos como varones CIS, no es una, es múltiple, es cambiante y hay que tener mucha valentía para poderlo atravesar con la profundidad que requiere: con este mandato, con esta exigencia que pesa sobre cada una de nosotras, de nosotres, de no olvidar otras fuentes de dolor, otras fuentes de subordinación, otras fuentes de silenciamiento, de subalternidad.

El movimiento de mujeres está en estado de deliberación permanente".

Estas tienen que ver con la posición de clase, que tienen que ver en muchos casos con las identidades étnicas, que tienen que ver con algunas identidades políticas y con algún modo estético.

Lo que caracteriza a este movimiento es, por un lado, la imposibilidad de representar, porque representar implicaría construir homogeneidad y al mismo tiempo, esta enorme responsabilidad de contener.

El movimiento de mujeres es un movimiento que está en estado de deliberación permanente, cualquier intento de reducirlo a una de sus vertientes es un modo de quitarle su potencialidad. Es un movimiento que más que representar, contiene. Y eso es lo que lo hace absolutamente maravilloso.

Este 8 de marzo es hora de dedicarle unos minutos a los pequeños triunfos que hemos conseguido, que son pequeños cuando se convierten en triunfos, pero que fueron producto de enormes luchas que atravesaron a varias generaciones y tomar dimensión de la enorme tarea que todavía tenemos por delante.

Cecilia Cross, rectora de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).

https://soundcloud.com/grupooctubre/cecilia-cross