El ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, fue condenado a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias. La derecha francesa denunció "ensañamiento" contra el exmandatario, que todavía tiene causas pendientes con la justicia.

La del expresidente francés, Nicolás Sarkozy por "corrupción y tráfico de influencias" serán dos años de prisión en suspenso y uno bajo arresto domiciliario donde tendrá que llevar un brazalete electrónico.

Sarkozy, que presidió Francia entre 2007 y 2012, perdió las primarias del partido conservador en 2016 donde pretendía ser el candidato a las presidenciales de 2017.

Mercedes López San Miguel explicó, junto con el periodista Eduardo Febbro la situación judicial de exmandatario francés de 65 años. Los jueces del tribunal de Paris pudieron probar que hubo un "pacto de corrupción" entre el exmandatario, su abogado, Thierry Herzog, y  el magistrado Gilbert Azibert.

En diálogo con Any Ventura, Febbro preparó un informe sobre la condena del expresidente que derivó en una extensa crónica judicial con doce causas abiertas, dos absoluciones, "en varios casos protegido por la inmunidad presidencial" y hasta ahora una condena.

El periodista explicó que la sentencia remite a una "intrincada investigación judicial en la que se mezclan varios escándalos, entre ellos el de la heredera del imperio L'Oreal, Lilian Betancur, una generosa contribuyente de las campañas electorales de la derecha y muy bien tratada por el fisco francés".

La justicia había interceptado las comunicaciones telefónicas del abogado de Sarkozy, Thierry Herzog, y así se descubrió que el ex mandatario tenía una línea telefónica a nombre de Paul Bismuth, a través de la cual se llevó a cabo un pacto de corrupción entre el abogado, el mismo Sarkozy y el exfiscal de la corte de Casación Gilbert Azibert a cambio de información sobre los expedientes en los que estaba implicado y otros favores.

Febbro explicó que Sarkozy le ha prometido a Gilbert "un puesto prestigioso en el Principado de Mónaco".

El exmandatario es el referente del partido conservador y su partido se apresuró a cargar las tintas contra los jueces para desmarcar a Zarkozy de los hechos de corrupción. 

El 17 de marzo tendrá que volver a presentarse a los tribunales por otro de los escándalos de su presidencia, el caso Bygmalion, una empresa que organizaba los actos y la comunicación política y a la cual el partido de Sarkozy recurrió con vistas a la campaña electoral de 2012, donde el expresidente aspiraba a su reelección.

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