En su columna en La Mañana, Fernando Borroni analizó la disputa entre la derecha y el campo popular respecto a la comunicación, bajo dos ejes de amplia discusión en los últimos días: el anuncio de Horacio Rodríguez Larreta por la vuelta a clases y el gesto de Patricia Bullrich con miembros de la Policía Bonaerense.

LA COLUMNA COMPLETA

El viernes pasado vimos cómo en una ciudad balnearia de nuestro país un grupo de agentes saludaba a la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Las imágenes se transformaron en noticia rápidamente. Patricia Bullrich cumplió, así, su objetivo: que hablemos de ella. Lo hicimos y lo estamos haciendo, una vez más caímos y caemos en una trampa inevitable.

Desconocer un hecho grave como lo que significa que hombres y mujeres de una fuerza de seguridad le hagan la venia a una exministra, que además es dirigente política importante del país, es grave. Difundirlo, darlo a conocer y discutirlo no hace otra cosa que hacerle el juego al objetivo de Bullrich.

Mientras tanto, toda la semana que pasó Horacio Rodríguez Larreta ganó agenda en la cruzada por la vuelta a las escuelas. 

La verdad es que ni a Rodríguez Larreta le interesa la educación, ni a Bullrich le responden las fuerzas de seguridad de nuestro país. Sin embargo, la instalación mediática de que eso ocurre está, se instaló. Insisto: no es verdad, pero mediáticamente sí lo es.

La pregunta que muchos nos hacemos desde la comunicación es cómo se hace para no caer en la agenda de la oposición, la derecha y los grandes medios, pero sin desconocer, al mismo tiempo, lo que ese sector hace y dice. 

Ahí está el punto de discusión, porque ellos indefectiblemente, hagamos lo que hagamos, toquemos o no su agenda, la van a instalar. ¿Por qué? porque tienen todos los medios para hacerlo. Más allá de lo que se haga desde el campo popular, su agenda siempre se impondrá.

Difícilmente podamos negar, ningunear o tapar su agenda. Lo que sí podemos hacer, y me atrevo a decir que debemos hacer, es instalar una agenda propia, y en todo caso construir algo distinto en una disputa de paralelismo. Negar la agenda del poder dominante es negar al enemigo, su actividad y su decir. Hay que plantar batalla. 

Patricia Bullrich hará su show sobre la seguridad, pero lo más importante es preguntarse cuál es la mirada del campo popular sobre la seguridad, cuál es la agenda que damos a conocer sobre ese tema. Y ese planteo no está. 

El problema no es que Patricia Bullrich haga el show; el problema es que falta agenda propia, o está pero no queremos darla a conocer. 

La discusión sobre la comunicación sigue siendo la más importante que incluye al gobierno, pero también a quienes a diario apostamos a una comunicación que luche contra el relato del poder dominante.

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