El Papa Francisco habilitó este lunes la posibilidad de que mujeres puedan ocupar los cargos de Lectores o Acólitos, dos funciones de importancia en las misas católicas hasta ahora reservadas a los hombres en el derecho canónico.

"La elección de conferir también a las mujeres estos cargos, que implican una estabilidad, un reconocimiento público y el mandato del obispo, hace más eficaz en la Iglesia la participación de todos en la obra de evangelización", justificó Francisco su decisión.

Según la tradición de la Iglesia, el lector es el encargado de leer la Palabra de Dios durante la misa, mientras que el acólito oficia de ayudante del diácono y al sacerdote en el altar, además de distribuir, a veces, la comunión.

Los ministerios de lectores y acólitos son funciones "instituidas", o laicas, que la Iglesia Católica confía a personas que hayan recibido el bautismo y la confirmación, en las que "se reconocen carismas específicos, después de un adecuado camino de preparación".

Francisco estableció la nueva norma a través de un Motu Propio que modifica el canon 230 del Código de Derecho Canónico, vigente desde 1972, que restringía el acceso a "fieles idóneos del sexo masculino".

De esa maneta, le dio un marco legal a una práctica que era utilizada en algunos lugares, pero sin el aval jurídico de la Santa Sede.

Según una investigación de Vatican News, el porcentaje de mujeres que trabajan dentro del Vaticano alcanzó este año el 24 por ciento del total de trabajadores, mientras que en 2010, durante el papado de Benedicto XVI, sólo el 17 por ciento de los más de 4 mil empleados eran mujeres.