La ciudad de Wuhan será tristemente recordada por haber sido el epicentro de la pandemia mundial de coronavirus que asola el planeta desde fines de 2019, cuando se detectaron los primeros contagios.

La ciudad de Wuhan no era particularmente un territorio de China muy conocido a nivel mundial, además de ser un centro turístico más y, a nivel país, conocida como la "Chicago China", por su central de transportes que conecta a casi todo el país.

Pero el 31 de diciembre de 2019 todo cambió cuando China advirtió a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 27 casos de una enfermedad que desconcertó a los médicos por su mortalidad y su rápida transmisión.

Un grupo de trabajadores de un mercado mayorista en el que se comercializaban animales como alimentos fueron los primeros casos de lo que por entonces se pensaba que era una neumonía viral de origen desconocido.

El 1 de enero de 2020 se ordenó el cierre del famoso mercado de animales de Wuhan, mientras que una semana después el virus fue identificado con la denominación 2019-nCoV. El 11 de enero China anunció la primera muerte en Wuhan y a los pocos días surgieron casos en otros países de Asia, Francia y Estados Unidos.

Si bien a finales de enero varios países comenzaron a repatriar a sus ciudadanos que estaban en China como medida preventiva, no fue suficiente para una enfermedad que se expandía a una velocidad nunca antes vista.

Entonces comenzaron a cerrarse las fronteras y las cuarentenas comenzaron a implementarse, siendo la provincia de Hubei (de la que Wuhan es capital) la primera en tomar esta medida.

El 11 de febrero, la OMS le dio a la enfermedad el nombre de Covid-19 y cuatro días después Francia confirmó la primera muerte fuera de Asia. Los focos se multiplicaron semana a semana en todos los rincones del planeta: el norte de Italia, España, Francia, Estados Unidos, India, Brasil.

En consecuencia, la pandemia de coronavirus comenzó oficialmente en marzo de 2020, con un aumento de casos inusitado por día en cada rincón del planeta.

Tras este suceso de repercusión mundial las sospechas y teorías conspirativas en torno a la enfermedad comenzaron a surgir como reguero de pólvora, alimentados por tragedias reales como la muerte del médico Li Wenliang, quien había advertido a fines del 2019 a sus colegas y a la comunidad sobre la gravedad del coronavirus, pero fue sancionado por las autoridades y luego exonerado tras la repercusión mediática sobre su muerte por el virus.

Al día de hoy, el principal crítico del accionar de las autoridades chinas fue Donald Trump, quien acusó al gobierno de Beijing por la propagación del virus, dándole un aire de "intencionalidad" para desestabilizar la economía mundial y apuntando al mismo tiempo a la OMS como cómplice, por lo que decidió retirar los aportes de dinero que hacía su país a la agencia sanitaria de Naciones Unidas.

En el trasfondo de estas acusaciones están las tensiones entre Washington y Beijing que alcanzan ámbitos tan diversos como el comercio y las telecomunicaciones, además del desmanejo de Trump ante la pandemia que convirtió a Estados Unidos en el país con mayor número de casos y de muertes.

Mientras China logró controlar los contagios, Trump dejará la Casa Blanca el 20 de enero tras la derrota en unas elecciones en el que el coronavirus, su impacto en la salud y en la economía, fue uno de los ejes centrales de la contienda con el demócrata Joe Biden.