Ricardo Forster, filósofo, ensayista y asesor presidencial, en diálogo con Pablo Caruso en Que vuelvan las ideas, sobre el primer año de gestión de Alberto Fernández.

"Uno se retrotrae al 10 de diciembre del 2019 y trata de proyectar el año siguiente. Ni siquiera el guionista más fantasioso hubiera lucubrado lo que fue el 2020".

"Aún sin pandemia es un año complejísimo y con muertes que llevamos en el alma. Pensar el 2020 es tratar de descifrar un tiempo complejo y contradictorio. El diez de diciembre había un horizonte y esperanza, se dejaban cuatro años brutales. Durante 4 años el macrismo se dedicó a triturar la economía, la vida social, cultural, las instituciones. La expectativa era muy grande y era un acuerdo electoral rarísimo".

"Cualquiera que haya experimentado el presidencialismo en argentina sabe que quien toma las decisiones es el Presidente, pero aun así cada vez que Cristina (Kirchner) habla o no habla es un acontecimiento político. Eso hay que poder equilibrarlo pero no es sencillo. Es la fórmula más extraordinaria de la política argentina".

Con respecto a equilibrar los matices en la coalición que gobierna, Forster dijo: "La pandemia generó algo que no se hubiera dado con la velocidad de tener un año normal, que fue el cambio exponencial del rol del estado tanto para Alberto Fernández como para la sociedad argentina".

"La pandemia obligo a poner al Estado en el ojo de la tormenta, ocupándose no solo de la educación y la salud sino interviniendo en la economía, la vida social y ocupándose de los últimos, como decía Alberto".

"Rescato el descubrimiento que una parte de la sociedad que se había olvidado del Estado como un elemento clave para reordenar la vida de la sociedad".

"Alberto habla y sabe que cuando se dirige a la sociedad, ésta tiene distintas formas de recepción; le habla a una base social y política que puso muchas expectativas: ese 48% de los votos que lo llevaron a la presidencia de la Nación".

"La salida no está a la vuelta de la esquina. Si bien la vacuna ya está muy cerca, es importante pero no cierra la complejidad de la pandemia. Abre la posibilidad de un 2021 más aliviado, pero también con necesidad de tener sumo cuidado".

"La palabra consenso es una palabra que es un cajón de sastre, hay tantas cosas que no encontrás nada. Me gusta la dialéctica entre consenso y conflicto, dos palabras claves para la vida democrática. Hay que saber administrar los momentos en que el consenso es válido, pero a su vez hay una zona de conflicto que es saber que hay una parte de la sociedad que si hubiera podido, no hubiera permitido el debate, por ejemplo, del aborto".

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