En diálogo con AM750, la ex procuradora general de la nación, Alejandra Gils Carbó, dijo que “impresiona la impunidad y el sigilo con que trabajaban los agentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para realizar espionaje ilegal a funcionarios, políticos, periodistas y personas privadas de su libertad.


El objetivo político del entramado, que denunció la interventora de la AFI, Cristina Caamaño, era “implementar el programa neoliberal no solo en la Argentina sino también en otros países como Ecuador, Brasil y Bolivia”, según la abogada.
Para Gils Carbó, hoy puede haber grupos activos haciendo espionaje: “hay agentes inorgánicos, servicios extranjeros y empresas que recurren al espionaje: una de estas empresas tenía informantes en cada despacho de Tribunales”.
La ex jefa de los fiscales hasta 2017 relató que las presiones para que dejara su cargo “fueron públicas desde la campaña presidencial de Mauricio Macri”, amplificadas por los medios de comunicación. Por otro lado, recibió amenazas de muerte y amenazas de que sus hijas podían terminar en prisión. Sin embargo, nunca pensó en renunciar. “Si el procurador se iba porque el presidente presionaba por la tapa de los diarios, ¿qué garantía de independencia le podía dar al ministerio público?”, se preguntó.
Finalmente, sostuvo que “una buena parte de la sociedad, sobre todo los jóvenes, entienden que es sano democratizar las instituciones. La democratización de los servicios de inteligencia a lo mejor tardará pero va a llegar. Esta red de espionaje ilegal no puede repetirse nunca más en la Argentina”.

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