La columna de Fernando Borroni en La Mañana.

Las primeras medidas del gobierno de Alberto Fernández hablan, sin duda, de una nueva etapa en la Argentina. Quiero detenerme en algunas de ellas que permiten hacer un breve análisis de lo que significan culturalmente: El aumento a las retenciones al campo y el dólar turista. Todas medidas que, a priori, cambian radicalmente el sujeto beneficiario de las políticas gubernamentales.

Venimos de un gobierno donde se beneficiaba un sector muy reducido de la economía y comenzamos  un gobierno que en sus primeras medidas piensa en quienes más necesitan en este contexto. Un ejecutivo que se hace cargo de las urgencias, y para hacerse cargo de ellas, lo primero que busca  es redistribuir y hacer más justa esa redistribución.

¿Cómo puede ser que a esta altura de la humanidad  nos estemos preguntando o algunos se quejen de que quienes más tienen deban pagar más? ¿En qué cabeza cabe que quienes más tienen deben tener cada vez más, así en algún momento de su vida dejan derramar algunas miserias para que las mayorías sobrevivan? No es posible construir una sociedad justa si no se equilibra el pago de los impuestos en relación a los ingresos.

Si tomamos el ejemplo de las retenciones al campo quiero recordar que dijimos por este mismo micrófono cuando se reunió la mesa por el “Programa Argentina contra el Hambre”. En aquel momento dijimos que no importaba quienes se sentaban en esa mesa, que lo importante era saber a cuanto estaban dispuestos a renunciar los que allí estaban sentados para terminar con el hambre. Nos preguntábamos cuanto están dispuestos a pagar de más, quienes más tienen para dicho objetivo. Bueno aquí la primera muestra. Un sector del campo estuvo sentado en esa mesa hablando de su compromiso contra el hambre y ahora que tienen que pagar más retenciones amenazan con medidas de fuerza. ¿A qué juegan? Siempre a su juego.

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¿De dónde pretenden que se saque el dinero para reconstruir este país?

¿Recortando a jubilados, a maestros, al obrero? ¿Que se reduzcan los planes sociales para aquello que más lo necesitan?

No se construye una gestión de gobierno justa, donde la economía pueda crecer para todos, de la mano de la voluntad de quienes más  tienen. ¡No señores! ¡Ustedes tienen más, pagan más!, no hay otra fórmula. De lo contrario si no quieren pagar más teniendo mucho más, entonces tengan menos, sean asalariados y paguen menos.

Este sector del campo que buscó desestabilizar el gobierno de CFK, el mismo que después del triunfo electoral del Alberto amenazó con cortar las rutas si se implementaban las retenciones, es el mismo que ahora quiere que la mayoría de los argentinos creamos que son víctimas de este gobierno. Ganaron muchísimo dinero con Macri mientras el país se empobrecía. Especularon reteniendo liquidación de exportaciones mientras el pueblo se hambreaba, hicieron silencio en la reforma jubilatoria, acompañaron a Macri mientras se recortaba la salud y la educación, hicieron silencio y se abrazaban a Mauricio cuando nos endeudábamos y ahora son la Patria que está en riesgo porque tienen que pagar más.

No se combate la pobreza si al mismo tiempo no se combate la riqueza. No existe pecado per se en el rico, como tampoco en el pobre. Lo que sí hay un pecado social imperdonable si el que más tiene no paga más. 

Uno escucha a Grobocopatel y a los dirigentes de la Sociedad Rural y la Mesa de Enlace y tiene ganar de salir a hacer una colecta. Toda una artimaña como cuando con Cristina decían que íbamos a importar carne. Bueno nada de eso pasó.

El impuesto a las compras en el exterior también va en ese sentido, con las evidentes diferencias. Por supuesto que ese impuesto afecta a un sector de la sociedad que por viajar al exterior no quiere decir que sea millonario. Pero también es justo que pague un poco más. Porque en esa pirámide los que están por encima de otros deben hacerse cargo de ese lugar que ocupan. Porque en este país la mitad de nuestros chicos tienen hambre y la respuesta a eso es colectiva, es como país.  

Salvo que aceptemos que vivimos en una selva donde se salva quien pueda. Díganlo abiertamente y listo. ¿Quieren esa sociedad? Si la quieren y la defienden, luego no se quejen por la inseguridad y no se asusten si cada vez son más los que no tienen opción de delinquir. 

La mayor inseguridad social que existe es la desigualdad. Que paguen más lo que más tienen debe ser un mandamiento que nadie se atreva ya a cuestionar. Y que agradezcan que sólo se les pide pagar más porque más tienen y no se les pregunta porque tienen lo que tienen y porque es tanto.